jueves, 12 de mayo de 2011
Segunda lección de buceo fuera
La fotografía es de Nick Brandt
Si has buceado en las estatuas, te resultará sencillo hacerlo en las nubes, al aire libre. Pero no confundas el buceo con volar. No es lo mismo cruzar el paisaje como un pájaro que cruzarlo como una foca. Al ser tú un hombre hecho con los despojos de tantos hombres acribillados como todos los hombres que hay bajo el sol, digan ellos lo que digan, estás en la disposición ideal, idealista diría yo, para penetrar el océano del aire, para sumergirte en él, para estar siempre dentro de lo que es fuera. No estés triste en esa profundidad de las alturas, no te dejes llevar por las peripecias miserables de tu propia vida. Abre la boca, los bolsillos, las manos, todos los orificios de tu cuerpo y deja que la alegría te inunde desde sus cloacas, desde la suciedad. Escupe los gusanos de la boca. El asunto siempre parece de respiración, pero en lo que nos concierne es más importante que sudes como un caballo que galopa como si bucease.
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