A veces me sorprendo sentada ante el ordenador vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja vieja y a veces los fantasmas campan a sus anchas por mi salón o se sientan en la tumbona de la terraza y me piden que prepare unos gintonics. La mujer negra se despide todas las tardes y regresa todas las mañanas.
En la fotografía, Bette Davis
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