lunes, 10 de octubre de 2011

Nocturno


Anoche no podía dormir, así que bajé a la calle a fumarme un cigarrillo mientras daba un paseo. Bajo una farola encontré a un hombre tomando una copa de champán. Y caro, me dijo.
-Yo no puedo dormir.
-Tómese usted una copita conmigo.
-No sé, no entraba en mis planes beber esta noche, le dije.
-Vamos, hombre, anímese, se volverá a la cama de buen humor.
-¿Por qué brindamos?
-Por la suerte, contestó.
-Ea, por la suerte.
-Gracias por acompañarme, me quería tomar la última y todos mis amigos han desertado.
-Gracias a usted, pero empiezo a sentirme cansado, creo que volveré a la cama a ver si soy capaz de coger el sueño.
Esta mañana he visto al pie del contenedor de vidrio la botella de la que anoche me escanció el hombre que bebía solo. Ha sido algo irresistible, un impulso que no he controlado. La he cogido por el cuello y me he echado al coleto las últimas gotas. Un vecino se ha asustado al ver que me relamía como un gato. Luego me he acercado al paso de cebra donde mis hijos me esperaban para cruzar camino del colegio. Y nada más. La mañana no ha sido mala. A lo que le temo es a dar vueltas en la cama en mitad de la noche.

La fotografía es de Kim Ji Hae

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