domingo, 30 de enero de 2011

La cita


La fotografía es de Shen Wei

Soy uno de esos hombres maduros que viven con su madre. Aquel sábado tenía una cita a las diez y media de la noche para ver una película. Comencé a prepararme bastante pronto, a las ocho ya estaba listo para salir, pero no me apetecía deambular de un lado para otro haciendo tiempo en la calle. Tampoco me resultó fácil esperar en casa: en mi cuarto no podía estar, ya que si me echaba en la cama hojeando una revista, acabaría arrugando el traje, en el salón los sillones tenían pilas de papeles y ropa encima, que era mejor no mover, y mi madre estaba en su dormitorio mirando la tele, así que estuve un rato dando vueltas, yendo y viniendo por el largo pasillo, con la sensación extraña de estar siendo observado. A las nueve decidí que me podía quitar la chaqueta y recostarme. Ya no me apetecía salir y además me pareció que la película que habíamos elegido era un completo error. Sin embargo, a las diez y cuarto me encontraba delante de la taquilla del cine. Me sentía inquieto, nervioso, pero no me atreví a proponer a un cambio de planes. Volví a casa cansado, con la chaqueta en un estado lamentable, como si no me la hubiese quitado durante un largo viaje en coche. La coloqué en el respaldo de una silla con un deseo muy decidido de no querer encontrarla allí por la mañana.

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