lunes, 27 de septiembre de 2010

Avisos


Ilustración: Gulliver de Robin Jacques

Ya no son sólo hormigas por los brazos, ahora también siento cómo me corren por las piernas. Hormigas o carcoma, a mí qué más me da, gusanos, pequeñas bocas devoradoras que tienen que darse un festín a mi costa. Hace demasiado calor para pedalear con el cuello cerrado e imagino cómo se va ennegreciendo con el roce sudoroso de mi piel. Hay una pequeña puerta de hierro al fondo por la que he de pasar, pero la entrada la entorpece un obstinado vigilante al que será necesario derribar. Empujo, aprieto los dientes y pongo los puños por delante como si fuesen arietes. No hay nada que hacer, los brazos se me parten, sin resistencia. Yazgo junto a otro cuerpo derribado. Me pudro, comienzo a pudrirme, llevo pudriéndome desde que empecé a hablar: no había nada, ni hormigas ni carcoma, nada, sólo mi podredumbre risueña, hirviente, jugosa e inquieta como un guiso casero.

jueves, 23 de septiembre de 2010

No poder parar


Ayer viendo que todos mis vecinos eran ricos decidí atracar un banco, puesto que se me hacía muy difícil la convivencia con ellos, después de haber perdido toda mi fortuna de una manera ridícula, que no viene al caso aquí. Esta mañana transferí una serie de fondos flotantes a una cuenta creada a tal efecto. No voy a entrar en minucias. Vuelvo a mirar a mis vecinos con tranquilidad, creo de nuevo a rajatabla en los estatutos de mi club de golf. Quiera yo o no, se me ha abierto un horizonte de posibilidades. Sabido es de todos que se empieza robando un banco y acaba uno matando a una cuñada. Acabo de encargar por internet ropa de cuero.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Origen


Ayer encontré, por fin, modo de nacer, de emerger, de surgir, no sé cómo decirlo cabalmente, de aparecer en escena. No es fácil para una criatura como yo mostrarse. Asomé mi pequeño hociquillo afuera y la brisa me conmovió las cerdas, lo hice desde una caja en la basura. Así debió de empezar todo. El mundo, la vida, quiero decir. Algo, alguien, algún ser, alguna cosa, asomó la cabeza o sólo una parte de la cabeza: un dedo, un pie, una oreja, y miró el tráfico. Cuando fui creado, yo ya estaba allí. Me metí las manos por la barriga y saqué un bicho que palpitaba, de hígado o de riñones. Hice unos filetes y me los comí. Luego levanté esos ojillos enrojecidos de animal albino y me dije: nazco. Eso fue ayer. Sin embargo, no salgo de mi asombro, haberme nacido me ha dado paz, alegría, amor. No salgo de mi asombro porque estoy desapareciendo, lo que hace que me cuestione todo el tinglado.

La imagen es el gusano de arena de la película Dune

lunes, 13 de septiembre de 2010

En el porno




En el porno, tal como lo entiendo yo, no vale que te digan madura interesante se lo monta con su sobrino. Tienes que ver con tus propios ojos cómo una mujer guapa, con perlas en las orejas y una pulsera de oro en la muñeca coge la polla con ternura, la acaricia, la moja con su propia saliva y la frota hasta que el chico se corre. En el porno bueno la mujer, aunque esté desnuda, que no es imprecindible, ha de tener una mirada tierna, comprensiva y sabia, pero hay mucho porno malo, es lo normal. También abunda la fruta sin sabor, acorchada y la literatura de fritanga. He trabajado toda mi vida y esto del porno ahora es una cosa más. Son unos chicos muy simpáticos, pero a veces se les nota la inexperiencia. Habilidosos, eso sí. Les digo las cosas con mucho cuidado. Rodamos con mis indicaciones porque se han dado cuenta de que luego funciona bien. Trabajo con el primer plano y con el plano medio en los que se me ve a mí o la polla del chico delante de mí. Trabajo con la expresión del rostro, con el lenguaje de los ojos, no me hace falta gemir ni fingir. Cuido mi vestuario y mi maquillaje. En ocasiones también hay que echar mano de trucos, como la mirada turbia a la cámara en el lugar en el que están los ojos del chico. Los cortes no deben durar más de cuatro minutos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Jaula de ceniza


Photo of Vali Myers by Ed van der Elsken

En esa vivienda hay un hombre inquieto que va y viene por las habitaciones. Lo sé porque ese hombre soy yo. Pero la casa no es la mía. El hombre no lo sabe. Cree que es su hogar. Dudo de nuevo y doy una vuelta por los dormitorios vacíos, pero desordenados, puesto que sus ocupantes no tardarán en volver. Aparezco en la cocina y abro los cajones. El hombre se pregunta ahora por el origen de su desazón mientras se pone colirio en los ojos, tumbado en un sofá, del que salta enseguida como si un muelle lo empujase al aire. Se asoma a la terraza con ganas de escupir, pero no lo hace por miedo a que alguien lo pueda ver. Esa casa tiene un secreto, pero el hombre lo desconoce. Conforme la recorre de arriba abajo le va pareciendo más vulgar, más indiferente. El hombre es consciente de la cantidad de tareas que tiene pendientes, pero el sólo hecho de pensar en acometer alguna de ellas lo llena de hastío y cansancio. El hombre hace dibujos en el polvo acumulado sobre las mesas y los muebles. En un rincón se queda mirando unas botas de agua amarillentas por el sol, que cada día les cae encima, pero si le preguntáramos por ellas el hombre nos contestaría que cree que en la casa no hay botas de agua. Entra en el cuarto de baño y, al asomarse al espejo, el hombre estudia minuciosamente su rostro en detalles que no le permiten reconocerse, sino recordarse. El hombre se siente en una jaula y salir al exterior no lo libera del encierro. Es la jaula de la ceniza que llueve sobre su cabeza, el mundo se diluye en azúcar, con la mano aprieta un terrón seco de la jardinera, se sacude con la otra mano y mira al cielo esperando que las nubes que lo cubren descarguen con fuerza. Hay alguien que ha metido la llave en la cerradura y pretende abrir su puerta. El hombre no tiene miedo. Alguien del exterior quizás pueda darle algunas explicaciones o leves indicios de lo que está ocurriendo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Señales del apocalipsis




Corre el rumor de que todos aquellos individuos que se parezcan a Gala o Banderas, Antonios, podrán alcanzar la inmortalidad.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Un relatillo en el periódico


Ayer apareció en La voz de Galicia mi relato titulado "El vampiro escritor". Mi amigo Marcos me mandó por el móvil una foto de la página en la que se veía también una foto del menda en medio del cuentecillo, pero mi impericia hizo que la perdiese nada más verla. Os pongo el enlace digital AQUÍ, pero en ese ya no está mi careto.