viernes, 18 de abril de 2008

Los grandes escritores






Para ser escritor no hay nada como parecerlo. Se puede llegar a conocer a un escritor sin leer ni una sola línea escrita por él. Con sólo mirar viejas fotografías en las que aparezca. Leer alguno de sus libros servirá para otros menesteres, pero en absoluto hemos de fiarnos de lo que dice. Un escritor de raza miente. Miente ante todo y sobre todo. Si quieren conocer a un escritor no lo lean. Busquen fotos suyas y mírenlo como si fuera un viejo y lejano pariente muerto. Si lo que quieren es otra cosa abran el libro y comiencen a leer. Nada más. Después, si les ha gustado lo que han leído, no abran el pico. Era lo que acaban de leer.

Los estudiantes de letras estudian a los escritores sin leerlos. Hacen bien. Leerlos es el principio para no querer estudiarlos. Y sus profesores lo saben. Lo sé bien. Soy profe.

He aquí un cursillo acelerado e intensivo para dar a conocer a tres escritores. Dashiell Hammett, William Faulkner y Juan Benet. Lo único que necesitamos es mirar sus retratos. La lectura de su obra es opcional, no aporta nada significativo a nuestro conocimiento sobre ellos y ni siquiera será tenida en cuenta para subir nota.

A los tres se les ha puesto el pelo blanco y a los tres se les mantienen las cejas y el bigote considerablemente oscuros.

William Faulkner lleva una corbata a rayas diagonales y tiene unos ojillos blandos e irónicos, más amables que su boca en una primera impresión, aunque enseguida se advierte una línea sutil y expresiva bajo el bigote, complementaria del modo de mirar.

Dashiell Hammett lleva un corte de pelo muy americano, a cepillo. Su modo de mirar es afilado, inquisitivo. El traje a rayas, la corbata moteada, esa frente altiva y la boca sin cerrar del todo, le dan el aire de los bajos fondos, con pinta de matón a sueldo.

A Juan Benet el flequillo lacio le oculta la frente. El rostro, triangular, queda prensado en la palma de la mano entre cuyos dedos sostiene un cigarrillo, en una actitud de espera, resignada, ausente de la sandez de su interlocutor.

No cabe duda de que son tres grandes escritores. Y no nos ha hecho falta leer ni un solo párrafo suyo para darnos cuenta de eso. Basta mirarlos un rato como grandes escritores.
Fotos:
Dashiell Hammett, Culver Pictures, Inc.
William Faulkner, Carl Van Vechten, 1954.
Juan Bentet, no he encontrado referencia.

10 comentarios:

Luis Recuenco dijo...

¿Y no sigue siendo lo más importante su obra? Aunque tal vez la similitud de las imágenes pueda orientarnos en algún sentido. Tal vez ¿en que han usado la escritura como un cirujano usa el bisturí? ¿Estaría esa postura sustentada por un antropomorfismo similar en los tres escritores? Lo indiscutible, creo, es la excelencia literaria de todos ellos. Es sólo una reflexión.
He accedido a tu blog a través del de Enrique Páez. Espero no te moleste.
Un saludo,
Luis Recuenco

Marisopli dijo...

Me he reído muchísimo con la pose del narrador-profe, aunque sólo sea por llevar la contraria, me han entrado unas ganas tremendas de ponerme a leer a esos tres personajes que ya son como de mi familia, dado el conocimiento tan profundo que se me ha aportado.
:-)))))

Enrique Páez dijo...

Yo también me estoy dejando bigote para escribir novelas, porque según veo todos lo usan.

Recaredo Veredas dijo...

Magnífico texto e interesante hipótesis. Podría convertirse, trasladándola hasta el extremo, en un buen relato. Saludos.

Anónimo dijo...

Jaja!!
Si alguna vez vienes a almería, te enseñaré ese autobús. Es algo horrible porque ahora me lo encuentro casi todos los días y está perdiendo su magia...

un saludo y gracias por pasar!

hombredebarro dijo...

Hola, Luís. No sólo no me molesta, sino que me parece estupendo que llegues aquí desde el blog de Enrique Páez. La escritura, tú lo has dicho, es un bisturí, cómo no, que puede usarse como método de cirugía plástica para diversos tratamientos. Por ejemplo, no te quita la nariz aguileña,pero si te puede aumentar una talla de pecho.
Un saludo.

Marisopli, es que usted se ríe hasta de su sombra. Si los lee usted no olvide poner el retrato del susodicho en marquito ovalado mientras dura la lectura, más que nada para contrastar las mentiras de sus ojos con las verdades de sus palabras, o viceversa.
También la saludo.

Enrique, la perilla va bien también. No consigo verte como escritor bigotudo, aunque todo es probar.
Cómo no, saludos.

servidores, a mis pies.

Recaredo, creo que la hipótesis queda más que demostrada. Gracias por tu sugerencia.
También saludos.

Luna, pronto voy a Almería, en concreto a Rodalquilar, con mi trupe circense. Dime el número del bus y a poco que pueda le echo un ojo a Faulkner.

A todos, visitad el blog de luna.
lunamiguel.blogspot.com

Carlos Frontera dijo...

Y bueno, estas reseñas tuyas no desmerecen para nada a la de ciertos escritores con columna en los semanales de periódicos.
A medio camino entre el cuento y la opinión, un feliz punto de encuentro.

leo dijo...

Yo también me voy a dejar bigote. ;)
Te tenía un poco perdida la pista, Hombre de Barro. Voy a ponerme al día.

Sirena Varada dijo...

En mi opinión ocurre que sí, que la hipóteis queda demostrada, y de modo muy particular con Faulkner. Miro su foto con detenimiento, su gesto, su pose; y escruto al detalle cada uno de sus rasgos, y ciertamente todo ello parece revelar el gran escritor que fue.

hombredebarro dijo...

Por supuesto, Viajero, que no desmerecen, pero cada cual en su lugar. Gracias y un saludo.

Leo, no merece la pena dejarse bigote para parecerse a uno de éstos. En todo caso para parecerse uno a Fredy Mercury. Y como eso es casi imposible, mejor nos dejamos tirabuzones para parcernos a nosotros mismos. Para lo que quieras, esta es tu casa virtual.

sirena, también hay un poco de ironía en lo que digo. No me importa mucho si fueron grandes escritores o no. Me importa leerlos, o no leerlos, y me importa verlos como lo que son, gente que se deja ver por la cara. Quizás hasta fueron grandes escritores, pero desde todos los puntos de vista es secundario. Un saludo.