miércoles, 14 de mayo de 2008

Escribir con sueño



No sé si escribir con sueño será tan peligroso como conducir con sueño, pero la medicación que tomo me advierte de las contraindicaciones para quienes manejen maquinaria pesada. Debido a la somnolencia. Puede que me la esté jugando al tener los reflejos mermados, pero el caso, es que allá voy.

Tengo en mi poder un ejemplar de prueba de mucha suerte. Me llegó el sábado por correo. Es un tomo de color verde, varias tonalidades de verde. De color gris mucha y de color verde lechuga o césped suerte Por debajo va mi nombre, en color cola-caca-o. Suficientemente llamativo como para que destacase en una montaña de saldos, si llegara a ocurrir. El resultado es molón, si se me permite tan antiliterario calificativo. Me ha parecido un buen trabajo de la Editorial Narradores. Creo que estamos en las correcciones. No estoy muy seguro, porque ando falto de noticias del proceso. Pero a falta de otra cosa sobre la que escribir, voy a iniciar, con esta somnolencia que me vence, un proceso publicitario-divulgativo.

Tiene 195 páginas. Trece relatos. Dos solapas, una con datos de mi menda lerenda. Otra con los de la editorial. Portada y contraportada. En ésta una presentación del editor sobre mi trabajo. “Ninguna de estas doce narraciones defraudará al lector”. Dice. Son 13. Pero voy a persistir en esta errata. No por superstición hacia el número 13. Sino porque me gustan este tipo de inexactitudes.
Hoy sólo voy a hablar del primer cuento.


Se titula Autostop.
No voy a contar de qué va. Claro.
Pero voy a ir a su génesis. A su cocina u ocurrencia. El cuento es ya y supongo que siempre lo será el primer cuento de mucha suerte. Cuatro páginas y cuarto.

Hace más de veinte años hice autostop con cierta frecuencia. Me pareció importante. Tanto como ir a la universidad. Fui un chico aplicado. Allá por 1985. Tuve cierto arte para poner el dedo, pero procuré ir siempre acompañado por una chica, lo que facilitaba las cosas. Quienes me recogieron en esas cunetas siempre fueron personas más o menos curiosas, y confiadas, por supuesto. Casi todos los trayectos daban pie a recibir intensas lecciones sobre los más variopintos asuntos. Lo que decíamos o callábamos, las trolas o las verdades como puños adquirían en el habitáculo del automóvil de turno una dimensión muy intensa. Un color extraordinario. Siempre me pregunté por el antes y por el después de aquellos ángeles confiados. Autostop relata la historia de un conductor que recoge a una pareja en la carretera. Aprovecha la oportunidad para reinventarse, para decidir quién es.

Hace muchísimo que no hago dedo. Pero qué bien me lo pasé en aquella época despreocupada. Me gustaría quedarme dormido, pero he de completar un par de frases. Escribí el relato de un tirón, aunque cuando tecleé la primera frase no sabía ni cómo se iba a titular ni cuál iba a ser el desarrollo de la historia.
Espero que la historia no le defraude al lector, y menos aún que, mientras la lee, le entre la somnolencia que se está apoderando de mí poco a poco...

Zzzsss, Zzzsss....

5 comentarios:

Enrique Páez dijo...

Te deseo mucha suerte con Mucha suerte. Un parto es un parto. Ahora tendrás que sacarlo al parque, que haga amigos, que se enamore, que se envicie, que se pierda, que regrese a casa, y que tenga muchos hermanos más.

Carlos Frontera dijo...

Supongo que pocas cosas tan gratas como el nombre de uno en la portada de un libro, aun en color cola-caca-o, aun con somnolencia.
Mis felicitaciones, hombredebarro.

pd.- Hipólito G. Navarro comentaba que le gustaría escribir un libro de títulos, yo encuentro interesante eso que has llamado la cocina u ocurrencias de las cuentos. No estaría mal otro libro de la cocina u ocurrencias. Y otro de sinopsis.

Saludos.

Sirena Varada dijo...

Menos mal que no nos has destripado el relato a aquéllos que esperaremos a que se publique el libro, con el convencimiento de que el editor en su presentación sólo dice la verdad.

Mucha suerte

Manu Espada dijo...

El parto a veces es largo, lo mejor es no desesperar. Enhorabuena y a la espera del libro para hacerme con tus relatos.

Manu

hombredebarro dijo...

Gracias, Enrique. No tengo muchas ganas de ser el padre responsable de la criatura. Pero sí de darle más hermanos.

Gracias, Viajero, sí, es grato, es como un diploma. El de escritor. Ya se sabe, esa enfermedad de nuestros días, la titulitis. Y en cuanto a lo que dices sí que me gustaría un libro con las recetas de los mejores, o los peores, escritores.

Sirena, ya sabes,los editores no mienten nunca. Pero yo, sí, o poco o mucho. Gracias.

Manuespada, sí que está siendo largo. El parto. Un saludo.