miércoles, 15 de diciembre de 2010

Fuera de temario, de Manuel Espada


Fuera de temario, de Manuel Espada
Editores Policarbonados, Colección Relatos, 193 páginas.


Manuel Espada trabaja en los relatos que componen este libro con la fantasía. La unidad temática viene dada por las distintas materias académicas representadas cada una por una historia. Una chica llega a convertirse en una butaca de cine. Son los apuntes sobre la evolución de la especie. La Biología. Un vagabundo adopta la personalidad del cura que cree que ha matado, teniendo que renunciar para ello a su pensamiento nihilista, nietzscheano. Es la Filosofía, introducida por una cita antológica de la película Amanece, que no es poco, que dice: “De orden del señor cura, se hace saber, que Dios es uno y trino”. En la Física, un relojero le roba el tiempo a sus clientes. Se trata de un relato premiado en un concurso, pero quizás no sea de los mejores del volumen. Demasiado trascendental para un autor que alcanza sus mejores momentos cuando hay humor de por medio, lo que no es siempre fácil de conseguir, contra lo que se pueda pensar. Como ocurre en las Matemáticas con el caso de un amor trigonométrico entre Javier Redondo, para quien la esfera es la forma más perfecta de la naturaleza, e Idoa Hernández, que está obsesionada con las formas triangulares. También hay humor, sarcasmo, parodia y guasa en el cuento titulado La importancia del complemento circunstancial, donde un mecánico es nombrado académico de la lengua española. Hay más materias. Las plantas de un invernadero son capaces de escribir música al tiempo que un compositor pierde sus facultades. Un redactor vuelve al pasado más inmediato. En una tasca castiza se reúnen los escritores americanos del realismo sucio para comportarse como vulgares parroquianos de taberna, sin dotes para la escritura. Nos parece muy conseguido el relato titulado Globalización, que viene a ilustrar la asignatura de Informática. Es uno de los más breves. Un tipo teclea su nombre en Google y se lleva una gran sorpresa. Hay que leerlo. A veces el autor da más explicaciones de las que el lector le va a pedir, pero en esta historia se contiene muy bien, y resulta precisa y justa. Un pintor dirige los destinos de quienes le rodean con sus pinceles para finalmente caer presa de ese mecanismo mágico. En la pérdida de la perspectiva, la historia acaba siendo algo farragosa. La fórmula de la belleza pertenece a la categoría de las historias trascendentales, donde echamos en falta las dotes del autor para la pincelada humorística. En fin. Este es el segundo libro de relatos de Manuel Espada. Pero algo nos hace decir que acabará siendo el primero. ¿Qué? En primer lugar, el anterior, titulado El desguace, que también leí con interés, venía firmado por Manuel Sánchez Vicente. La adopción del nuevo nombre es más que afortunada y simbólica. Y, por otra parte, aquel era una especie de cajón de sastre de muchas historias, una especie de antología del escritor novel. En este Fuera de temario encontramos voluntad de unidad y coherencia general bajo la variedad de relatos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo leer tu reseña porque voy a escribir yo una en enero, y ya sabes...
Pero Manu es generoso, creativo, asimila las críticas, es paciente...y tampoco es filólogo, pero ni falta que el hace, ¿no? :))
Besos

Antonio Senciales dijo...

Observo con alegría que te has convertido en un agudo comentarista de primera.

Es estupendo que añadas a tu cualidad de excelente narrador esta otra faceta de lector+analista+crítico y ayudes, quizás sin pensarlo, a que en general se aprenda a bien leer. Es un bonito aspecto de la lectura que comparto por completo.

Saludos y si no nos 'encontramos' antes, felices fiestas navideñas.