viernes, 6 de marzo de 2009

Quién soy yo quién


Decidí pasar el resto de mi vida en aquel traje
y no busqué ninguna mudanza
por los caminos del Señor

Me tatué dos calaveras en el pecho

Quién soy yo Quién soy yo
Quién soy yo
Lo que es seguro es que usted no es un poeta
Pero entonces no sé quién soy yo

Una calavera se sumergió en mi carne
como un pez en las profundidades de lo divino
la otra dijo
Eres la pregunta el pasmo el desacierto

Y de repente decidí lo contrario
por sílabas pisadas plumas corrientes
Estoy sin blanca a las puertas del cielo
mi angustia mi terror no es no poder entrar
sino no poder pagar la entrada

Pero como se suele decir a lo hecho
no me moví de mi fila armónica
San Pedro me miró de arriba abajo
y me hizo una señal para que pasara

Las copas valían un ojo de la cara
pero por mi cara que alguien me las iba a pagar


Fotografía: Mapplethorpe, self-portrait

2 comentarios:

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Buen poema, Antnio. Sobre lo que es o no es poesía se podría hablar mucho. Esto tuyo, sí lo es, al menos según mi parecer. Sacralizar las cosas no conduce a nada. Me gusta la ironía con que aludes a temas "serios", como la muerte, por ejemplo. El de la entrada anterior me desconcertó algo, no acabé de captarlo: ay! mis limitaciones. Un abrazo, Javier.

Anónimo dijo...

Mejor que no te preguntes algo tan grave y profundo, porque mientras lo dilucidas, ya te habrás convertido en otro.
Besos