Voy a empezar por la editorial. Se llama Caballo de Troya. Tiene aires independientes: nuevos autores, nuevas propuestas, nuevas voces, pero está integrada en el grupo Random House Mondadori. Desde Febrero de 2004 ya ha puesto en la calle un buen número de títulos. Su director literario es Constantino Bértolo. Merece la pena detenerse en los libros que han ido sacando. En este mismo blog ya se hizo una reseña sobre La aldea muerta de Xurxo Borrazás, y hombredebarro no se cansa de destacar La ciudad en invierno, de Elvira Navarro, como una de las apuestas narrativas más interesantes de lo que ha leído en los últimos tiempos. Le llega la hora a El fumador y otros relatos, de Marcelo Lillo y a Soy una caja, de Natalia Carrero.
Vamos a seguir ahora por donde no se debe, por la reseña biográfica de sus autores:
“Marcelo Lillo nació en Chile en 1963. El fumador y otros relatos es su primer libro publicado.”
“Natalia Carrero nació en Barcelona en 1970. Abandonó los estudios universitarios de periodismo y filosofía para refugiarse en las bibliotecas en busca de su propio grial literario. Actualmente reside en Madrid. Soy una caja es su primera novela. Nadila, su protagonista, mantiene abierto su blog: www. nadila.es.”
Los libros de la editorial tienen una envidiable y excelente distribución, además de buena presencia y acogida en los medios masivos de los suplementos culturales (eso que se llama mainstream). Por otra parte apuestan por ese hueco vacío de fórmulas literarias que se salen de los cánones comerciales. Su aspecto es discreto y algo endeble, pero iconográficamente están logrando esa presencia que transmite garantías de calidad. Disponen de sus propios expositores en establecimientos como la Fnac, por ejemplo.
En el caso de El fumador y otros relatos nos encontramos con 10 cuentos para 140 páginas. Buen tamaño. El título, como la noticia biográfica, se me antoja algo desganado. Son historias desnudas, tristes y sin una pizca de humor, pero que funcionan muy bien, pues prescinden de cualquier guiño superficial, herederas de esa rama de la cuentística norteamericana en la que está sentado Raymond Carver. Pero a mí también me han hecho pensar también en Whisky, la película de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll (Uruguay, 2004). Hay una estupenda entrevista a Lillo que pueden leer en http://www.eldesvandeloslibros.net/2008/09/entrevista-marcelo-lillo.html .
Soy una caja me llamó la atención porque en la segunda línea daba el nombre de Clarice Lispector. Sólo por eso lo compré, ya que mis facultades para leer de pie y rodeado de gente están muy mermadas. No averigüé nada más. En 173 páginas, otro tamaño interesante, la autora nos cuenta en primera persona, através de Nadila, su pasión por la escritura y su descubrimiento y entrega a la figura espectral de la escritora brasileña Clarice Lispector, que pueden ver aquí, en una entrevista que no tiene desperdicio: http://soynadila.blogspot.com/ . También yo soy fan, aunque mucho menos que Natalia Carrero, de la brasileña, que no sonríe ni aunque se lo supliquen. Tampoco en Soy una caja hay humor, a pesar de que se hacen algunas bromas.
Desde el punto de vista lector me han parecido dos libros de una gran dignidad, poco afectados y ambiciosos, además de legibles. Muy distintos en el fondo y en la forma, pero coincidentes en la tensión que aspira a ver las cosas de una manera desnuda y personal.
Como escritor me han resultado muy estimulantes, aunque mi via crucis literario es muy distinto. En la confrontación de sus propuestas con mi modo de proceder puedo definir si acaso algo más mi propio perfil. Pero si hay algo que estos dos autores, tan distintos entre sí, tienen en común es lo que aventuro a intuir de sus reseñas biográficas.
Marcelo Lillo no nos informa de nada excepto de su fecha de nacimiento, aunque en la entrevista que mencionábamos arriba da alguna clave más, muy sorprendente:
"La Colt 45 existe bajo el colchón donde dormimos mi mujer y yo. Existe y existirá siempre porque no voy a morir en la cama escuchando decir lo bueno que era. Existe porque un día me aburriré y porque en la literatura las pistolas hay que usarlas. Existe porque desde niño quise ser un cowboy. ¿Hay otro motivo para que la Colt exista? Tal vez si mi próximo libro de cuentos -CAZADORES- o mi novela -MENTIRAS INVENTADAS DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO- fracasan.Vale más un escritor muerto que uno vivo, si no pregúntenle a... "
Si no recuerdo mal en Whisky tampoco sonreía nadie. Todo lo cual a mí, lejos de ponerme triste, me hace mucha gracia.
Lo que no he dicho es lo que les encuentro en común. Para bien y para mal, me parece que se toman en serio, que han puesto poca distancia entre su mundo de ficción y ellos mismos. Pero el asunto está por ver.
6 comentarios:
Solo quiero decir que a mi "Whisky" me parecio una pelicula aburridisima, tristisima, pretenciosa y sin talento alguno. Ni un poso dejo en mi corazon
Excelente post que invita a la reflexión.Hacía tiemp que no me pasaba por aquí,ay,maldito tiempo.
Un abrazo.
Me lo apunto, y de paso te informo de que "Mucha suerte" esta semana viajará hacia tierras alemanas...
Besitos/azos.
Yo sigo peleando con el tiempo, que no me llega para todo. Tendré en cuenta tus propuestas, no obstante.
Me quedo pensando en la distancia que es conveniente tomar con las propias ficciones...
Un abrazo.
A mi Whisky sí que me gustó, y por lo que planteas se hace casi irresistible leer lo que sugieres. Cuando me acerco por aquí me corroe pensar el poco tiempo que dedico a leer... pero el peque crecerá y yo tendré apuntado lo pendiente. Besos con sabor a eso, a whisky.
Emma, yo también me aburrí en Whisky, pero creo que no estaba mal la peli.
Francisco, siempre que te veo en esa foto me fumo un cigarrillo.
Gracias, Mariano, el mejor librero del mundo, sin lugar a dudas. Tengo pruebas.
Leo, está bien eso de la distancia, a veces puede ser mucha, otras poca. Cada cual vea lo que hace.
Carmen, a mi ya te digo, me gusto, pero me aburrí. Gracias por el whisky, que pienso acompañar con un cigarrillo.
Saludos a todos.
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