martes, 9 de diciembre de 2008

Mito de belleza


Soy tan fea, y lo sé, ya que nadie ha esquivado enfrentarme a tan terrible verdad, que algo en mi interior, una perversión, o el desliz de mi mente malsana, me ha llevado a creerme hermosísisma. Pensar que soy la mujer capaz de suscitar los celos de la misma Venus es el remedio con el que me he curado la tristeza de ser más fea que Picio. Anoche sin ir más lejos llamé a uno de esos programas radiofónicos en los que los oyentes cuentan sus historias.
-Mira, Cristina, le dije a la locutora, como si fuese una amiga a la que me confiaba sin pudor, mi problema es que soy tan guapa que prácticamente no puedo salir a la calle. Sufro de hermosura.
Un silencio muy breve y un balbuceo casi imperceptible de Cristina me hicieron comprender que mis palabras causaban algo más que perplejidad.
-¿Puedes aclararnos algo más sobre cuáles son los problemas que te provoca una hermosura, que según tu misma es extraordinaria?
-No puedo salir a la calle porque en un instante me convierto en el centro de todas las miradas. Soy despampanante y supero con creces a las estrellas de cine. La gente se aturde en mi presencia y enrojece, cuando no directamente me insultan o me provocan, incapaces de asumir que tienen enfrente la soberbia majestad de una diosa. No tiene sentido que me alaben con piropos. El otro día en un centro comercial una señora se plantó delante de mí en las escaleras mecánicas y me dio una bofetada. Ese es solo uno de los muchos percances que día a día soporto. Nunca he tenido novio y mis hermanas no quieren que las acompañe. De las amigas es que prefiero ni hablar. Me gustaría que alguien me aconsejase, porque estoy desesperada y más de una vez he pensado en quitarme la vida.
La locutora no sabía si yo le tomaba el pelo, pero no se atrevía a decir nada al respecto. Me tomó absolutamente en serio, pero sin dejar de lado ciertas ironías.
-Bueno, amiga Virginia, me dijo, pues dí ese nombre supuesto, a lo mejor no eres tan atractiva como tú piensas. Mira bien a tu alrededor, en las películas, en las revistas, encontrarás chicas que quizás sean más guapas que tú.
-No es que yo no las vea. Los demás me lo dicen: eres más guapa que las modelos y actrices que estamos hartos de ver en la pantalla.
-¿Y no has pensado en hacer carrera en esos campos?
-No tengo talento interpretativo y el mundo de la moda me resulta superficial, por lo que me he limitado a doctorarme en filosofía. He tenido profesores que me han suspendido sistemáticamente sólo por mi aspecto.
-Virginia, bonita, me dijo una oyente, no te quedes con nosotros, si ese es tu problema, me parece una ridiculez.
-Aféate, me dijo otro, sin pizca de mala intención. Ponte gorros, come chocolatinas y te saldrán granos.
La verdad es que lo pasé estupendamente oyendo los consejos y las ironías de los que menospreciaban el problema de ser tan guapa.
Mañana voy a la tele a uno de esos programas de testimonios, que tiene como argumento la belleza. A ver qué pasa.

Plagio de una idea que Andrés Neuman ha usado en un relato mejor que éste, de cuyo nombre no me puedo acordar y que le oí leer hace poco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Le ha dado ahora por el hiperrealismo feo, Hombredebarro.
Menudo no es el proyecto que avecina.
Otro saludo,
A.

Dante Bertini dijo...

primera visita explorativa
hasta pronto

frikosal dijo...

A mi me pasa igual, es decir: soy guapísimo.