lunes, 28 de noviembre de 2011

Seísmos, de Javier Puche


38 x 6 hace un total de 228. Esas son las palabras que tiene Seísmos, el libro de Javier Puche (Málaga, 1974), editado por thule con ilustraciones de Riki Blanco.

Seísmos son los cuentos de seis palabras que Javier escribe a partir de aquel de Hemingway que decía Vendo zapatos de bebé, sin estrenar ( For sale, baby shoes, never worn).

Javier lleva mucho tiempo ejercitándose en esa parafilia literaria. De hecho a sus textos los llama también temblores. La autoimpuesta y arbitraria regla de que tengan exactamente seis palabras es un corsé que acaba siendo exquisito, un cilicio perverso que muerde la carne del lector provocando ese temblor y dejando una marca o cardenal, testimonio de la mordida.

Es muy difícil comentar un libro de 228 palabras, quizás porque hay muy pocos libros tan breves. O yo he leído muy pocos. Se puede hablar de intensidad, de belleza y adecuación entre las ilustraciones y los textos. Se puede decir también que nos permite volver a él una y otra vez, leyendo y contemplando los dibujos en blanco y negro, sin que el texto o las imágenes se agoten.

No quería nacer. Lo obligaron vilmente lleva una ilustración con unas sombras que tiran de una cuerda como si fuese el arrastre de un copo de perfiles africanos más que malagueños.

Asoma un periscopio en mi consomé tiene un malencarado capitán de fragata de aire soviético.

Quizás uno de mis favoritos sea Este laberinto ni siquiera tiene baño. Tanto de texto como de ilustración, en la que una figura humana anda perdida entre brochazos que son como un nudo intestinal.

También me gusta mucho el esqueleto que tacha palitos en Le aburre al muerto la eternidad.
Y esa maciza que aparece en Por imprevista resurrección, vendo mi tumba.

Javier echa mano del humor y de la poesía sin perder nunca de vista el carácter narrativo:

Mi sombra flirtea con otro cuerpo
.

He de decir finalmente que conozco desde hace tiempo su trabajo y que nunca cae en la facilidad o en el chiste. Personalmente nunca se lo hubiera perdonado.

2 comentarios:

Lansky dijo...

Muy apeteceible

Lansky dijo...

A la archi manida de Monterroso hay que quitarle el 'se' de "cuando se despertó", para que se convierta en un seismo