viernes, 13 de julio de 2012

Irse a Madrid y otras columnas, de Manuel Jabois



Nunca he conseguido mover un objeto con la mente, pero sí ciertos acontecimientos importantes, al menos para mí. Esto no puede ir uno diciéndolo a siniestro, porque podría interpretarse como síntoma de locura. Hace más de un año que se publicó Irse a Madrid y otras columnas. Y sin embargo, hoy, ahora mismo, he de confesar que esta reseña la empiezo a escribir un poco apresurado, porque de repente me da el pálpito de que en cualquier momento me doy de cara con Manuel Jabois, su autor, y no sé qué decirle. Todavía no he leído todos los textos del libro y ya estoy aquí tecla en mano. No es la primera vez y no será la última que empiezo la reseña cuando el libro todavía no está acabado de leer. Manuel Jabois es un escritor pontevedrés, en concreto de Sansenxo del año 78, que cultiva un periodismo literario, clásico me parece, apegado a la anécdota personal y a cierta pose cínica y maldita que combina muy bien con el humor. Le gusta mucho a las chicas. A los chicos también, pero a las chicas mucho más. Porque aparte de sus méritos con la pluma es guapo y deja ver que un poquito vacilón. Yo no leo a Jabois desde hace años, porque Jabois publica en los periódicos, en esas columnas de la última página del Diario de Pontevedra, por ejemplo, y en otros que no leo. Que veo. Me gusta ver los periódicos, los veo desde la última hoja hacia la primera, a la que muy pocas veces llego. Ahí he visto algunos columnistas insoportables. Ahí he visto muchos opinadores, ahí están con sus soluciones para casi todo y con sus análisis. Cuando veo a Manuel Jabois subido a una de esas columnas como Simón El Estilita sé que nada de eso me voy a encontrar, sé que voy a pasar unos minutos muy entretenido al hilo de alguna anécdota, quizás exagerada con irónica intención. Manuel Jabois no hace relatos en sus columnas, pero cuenta cosas. Cuando veo que alguien en un periódico cuenta yo me paro un ratito y me dejo sobar. Los analistas no me ponen la mano encima porque a mi no me da la gana. En las navidades del año 2008 estuve en la presentación de su novela, escrita en gallego, A estación violenta, Ed. Morgante, porque entonces yo ya había visto algunas de sus columnas en el Diario de Pontevedra y me habían gustado, pareciéndome que se salían de lo habitual. También porque en el año 2008 yo saqué mi libro de cuentos Mucha suerte y me apetecía aprovechar su presentación para imaginar cómo podría ser la mía que nunca fue. Me cayó simpático desde lejos, al tiempo que me obligaba a asumir que era más joven, más alto y más guapo que yo. Al parecer se le compara con Julio Camba, aunque también al parecer empezó a leer a Julio Camba después de leerse a sí mismo. Julio Camba tiene un lugar reservado en el corazón de los gallegos cultivados. A mí me regalaron una colección de artículos suyos, que sin duda ya voy a leer después de los de Jabois, que está consiguiendo un lugar también en el corazón de la prensa española. Tanto en el norte como en el sur los escritores venimos a hacer lo mismo. Lean los artículos de Jabois, porque lo cuenta todo con naturalidad, incluso esa inclinación que tenemos algunos a ponernos bragas. Lo he pasado muy bien leyendo los artículos que se recogen en este libro, tanto como antes mirándolos en el periódico. Uno de los grandes tópicos que puede atribuirse a un escritor es la precisión de sus textos. Pues no me da la gana, Jabois a veces divaga, la anécdota se le va y luego la recupera. A veces sale con una frase incomprensible, y para mí que miente, exagera y desenfoca. Cualquier día de estos me voy a dar de cara con él y no, no voy a saber qué decirle. Nunca hemos sido presentados, pero Pontevedra es tan…pequeña.

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