martes, 19 de mayo de 2009

El nadador


Un tipo se lanza a una piscina olímpica. En unas olimpiadas. Es negro y poco después de los 50 metros está a punto de ahogarse. El mundo entero contempla su gesta. Los periodistas hacen bromas de mal gusto. En los foros de discusión se llega a decir que los negros pesan más que los blancos y que por eso no destacan en natación. Eso me explica a mí que los negros se ahoguen cada vez que vuelca una patera. El tío entrena duro para las siguientes olimpiadas, y todo parece dispuesto para verle en acción de nuevo, pero su país africano comete un error a la hora de inscribirlo, le falta una foto, y se tiene que quedar con las ganas de tirarse a la piscina para demostrarle al mundo que por fin. Hay quien dice que el negro era un simple camarero y quien dice que era hijo de una destacada familia de la oligarquía de su país. Supongo que muchos recordáis el episodio real de este cuentecillo. El tipo tiene nombre y metiendo en Google nadador negro olimpiadas ahogado os sale. Un chavó con suerte. Si metéis negro mar ahogado no salen los nombres de muchos de aquellos a los que les hubiese gustado cenar cada noche en la mesa del capitán Merrill Stubing, mientras se iban a pique, pesados y oscuros como negros. El tío ahora es amigo mío, viene todos los días a desayunar donde yo lo hago. Dejo el crucigrama aparte e intercambio con él unas palabras. Le gustan los chistes y cuanto más verdes sean más se ríe. Trabaja en una aseguradora. Le he contado que yo escribo y se ha reído como si fuese un chiste.
Me gustaría decirle:
-Mira, yo en las pateras pongo muy buen rollo. Cenas, fiestas. Como si fuesen cruceros de lujo. Una cosa así como Vacaciones en el mar.
Le explicaría lo de la vieja serie, que seguro que no conocerá. Incluso le dejaría algún episodio que tengo grabado.
Pero uno nunca sabe a quién le pueden hacer gracia, o no, estas cosas.

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