viernes, 27 de noviembre de 2009

Hijogato


Miquel Barceló, Gato (1981)

a Pablo

Puse las piernas en alto
de puro triste
y abrí el libro, como si en él
me esperase usted, señora, mi muerte,
dos mil años arriba abajo.
Altura y pelos, cómo sustraerse
a este título del poeta César Vallejo.
Y en aquel instante de leer
"¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!",
mi gato me saltó encima para dar fe
de que los poemas existen
fuera de los poemas.
Mi gato pasó por mis piernas
como si mis piernas fuesen un puente
sobre un río muy hondo.
Al llegar al otro lado se volvió
y vio humanamente
enseguida
que yo nunca he tenido un gato.

1 comentario:

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Esta tarde de lluvia, mi gato duerme plácidamente en el rincón más cálido de casa, quizás algún día descubra que mi gato tiene los pies de trapo y anda al revés.
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