domingo, 25 de noviembre de 2012

Bestias, de Federigo Tozzi





Bestias, de Federigo Tozzi, está editado por Barataria y publicado en 2010 con una ayuda de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. La semana pasado lo saqué de la biblioteca pública “Narciso Díaz Escovar” o lo que es lo mismo, la del Torcal, por el barrio.

Federico Tozzi (1882-1920) nació en Siena dentro de una familia de campesinos acomodados, pero tuvo una educación más bien autodidacta, puesto que su padre, al frente de una famosa trattoria, era un hombre autoritario que odiaba la afición de su hijo por las letras. Escribió Bestias en 1917 dentro de la “poética del fragmento” que propugnaba el grupo artístico del periódico La Voce, así el libro está compuesto por un total de 69 piezas, en todas las que aparece de una forma más o menos secundaria, inesperada a veces, un animal.

49
Sé que una víbora ha mordido a uno que me odia. Estamos en paz.

En el fragmento 57 Federigo Tozzi deja constancia de su plan con respecto a la materia que tiene entre manos en Bestias: “Pensaba entonces que de mayor escribiría un libro diferente de todos los que conocía, alguna historia ingenua y trágica parecida a la de uno de aquellos pámpanos que el viento dejaba caer entre mis rodillas; eso es, como existe este pámpano, existirá mi libro.”

En Bestias aparecen elementos biográficos:
 “De niño me compraban pocos libros. Mi padre no quería que yo leyera, y con la excusa de que me estropearía la vista, no se gastaba un real.”
“Siempre recordaré los ocho meses que precedieron a mi boda en Siena, quizá porque nunca me pasaba nada y todos los días escribía dos veces a mi novia.”

También hay evocaciones nostálgicas:
“Siempre recordaré los preciosos prados verdes que empezaban en mi alma o en mis pies y acababan casi en el horizonte.”

Estampas que trascienden el costumbrismo:
“Envidio a ese remendón que toca tan bien la guitarra cuando ya no tiene ganas de lastimarse con la lezna. Una veintena de años, una sola pierna y pocas ganas de trabajar.”

La muerte siempre presente:
“A los diecinueve años se me metió en la cabeza que moriría en pocos meses. No sé por qué; ni estaba enfermo ni había tosido nunca. Me había convencido y ya está.”
“Cuando se está muerto no se habla y entonces lo que hemos dicho lo repiten los demás.
También un ataúd es un juguete que se pone bajo tierra.”
“Busco en el bosque el árbol que, cortado para un ataúd, se pudrirá bajo tierra conmigo”

Según el crítico Giacomo Debenedetti, a través de la solapa del libro, en Tozzi hay una innegable voluntad narrativa que “forzaba al fragmento a convertirse en piedra y ladrillo de un edificio”, “a la construcción orgánica de un texto hecho de teselas que forman un mosaico, en sintonía con otros autores de su tiempo como Luigi Pirandello o Italo Svevo”.

En Bestias se persigue el alma de un hombre, pero también el alma de la ciudad de Siena y el alma de la naturaleza que la rodea. La belleza, pero también la crueldad.

Para todos los entusiastas de lo breve.
Para todos los lectores.
Para ver que no estamos inventando nada con el fragmentarismo postmoderno.
Para abordar el microrrelato desde otras perspectivas.

No hay comentarios: