martes, 11 de diciembre de 2012

Insomnio




Fotografía de Lina Scheynius

En esa casa de enfrente también hay un insomne. Lo sé porque cuando me levantaba de madrugada su luz ya estaba prendida en el salón o la prendería en un rato. Me hago una infusión y en la oscuridad me asomo a la ventana. No sé si será un hombre o una mujer. Teníamos costumbres diferentes, yo nunca le daba a la luz, me apañaba con el foco de la campana extractora en la cocina. Imaginaba que se sentaba en el salón e intentaba relajarse. Después me volvía a la cama. Hay noches que consigo coger una hora más de sueño y hay noches que no. De día nunca se me viene a la cabeza el vecino o la vecina insomne, pero siempre, en el momento de meterme en la cama, pienso que dentro de un rato un nudo misterioso me estará conectando con una existencia compuesta únicamente por conjeturas y suposiciones. En ocasiones doy por hecho que es una mujer y fantaseo con un idilio distante, platónico. Otras veces me gustaría la camaradería en alerta de otro hombre. Hace unos días, no sé por qué, decidí encender la luz del salón e intentar relajarme mirando las sombras del techo, encendí además un cigarrillo, tras años sin fumar, mientras desechaba cualquier ocurrencia o pensamiento. Luego volví a la cama. Tuve la seguridad de que el, o la, insomne de enfrente habría estado vigilando mi luz, preguntándose por mí, si sería hombre o mujer, buscando una conexión con alguien que era sólo un cúmulo de conjeturas y suposiciones. Y así estoy, cada vez más lejos de una solución, pero embarcado en una pequeña aventura que no sé adónde me conducirá.

2 comentarios:

Rafael dijo...

Buscando... preguntando... esperando...
La duda tiene eso se decanta por cualquier parte, y en cualquier momento salta la liebre o el conejo

Muy bueno Antonio

Sarah Degel dijo...

En mis noches insomnes, buscaré al insomne de enfrente, quizás tenga suerte y de ahí surja una historia para contar.
Saludotes.