lunes, 13 de abril de 2009

Ingravidez


Yo estaba en el simulador espacial cuando mi novia decidió que lo mejor para los dos era que nos separásemos. Pero si ya estamos separados, pensé. Aunque ella esté ahí fuera y yo aquí dentro, es como si yo estuviese en el exterior y ella en la tierra. Luego me enteré de que había sido parte del experimento, la obligaron a que me diera esa falsa noticia para estudiar mi reacción, pero ya era tarde. La ingravidez hace que uno no se tome las cosas tan a pecho. No tardé mucho en pensar que era bueno para mi quedarme sin novia. Te desentiendes de ciertas servidumbres como la de ir todos los días a buscarla al trabajo. Aunque cuando yo estaba ahí fuera, en la tierra, una de las cosas más agradables era ir todas las tardes a buscar a mi novia a la salida de su oficina. Había un hermoso paseo desde el centro aeronáutico, que me llevaba a través de un parque. No obstante, tenía que recuperar por las mañanas los 45 minutos que me daban de permiso. Cuando vuelva ahí fuera, a la tierra, podré dormir hasta más tarde, me dije. Añoré a mi novia con el alivio de haber ganado libertad, pero para no herir sus sentimientos no tuve inconveniente en mostrarme contrariado y abatido. De hecho, hasta me atreví con una escenita. ¿Estás saliendo con alguien de tierra? Alguien de tierra es para un astronauta cualquiera que no es un astronauta. No, me dijo. ¿Qué quiere decir eso? Le grité, a través de una comunicación bastante defectuosa, con una nieve gris como las de la era analógica. Luego supe que eran efectos y trucos de un operador aficionado al audiovisual antiguo. Su rostro bañado en lágrimas me mostró exactamente el matiz necesario para transmitirme que había algo más. Mi ex novia hizo luego carrera como actriz. Ahí sí que me dolió de verdad. El otro también era astronauta. ¿Y ahora está en tierra? Le pregunté. Hizo un gesto como para que no me dejase torturar por los celos. La verdad es que también yo podría haber desarrollado una carrera como actor posteriormente, pero sólo pude dedicarme a dar charlas por institutos y universidades. Repasé los encuentros eróticos con mi novia y en todos ellos me recordé pensando en el espacio, en la ingravidez, en la distancia que imponía sobre las cosas terrestres tener mentalidad de astronauta. Ella también quiso hacerme la ofrenda de un dolor que no sentía, lo cual le agradecí. Vi cómo salía de la sala de comunicaciones rota por la pena. Ahora sé que era una pena ficticia, pero también una pena real. Mis compañeros tuvieron que realizar las mismas tareas que yo y estaban sometidos a los mismos controles, pero la variable de un mal de amores en una expedición espacial era de mi absoluta competencia. Intenté romper algún objeto lanzándolo a las paredes, pero eso es una tarea harto difícil sin gravedad. Mejor me fue cuando después de la cena fui a buscar la petaca de whisky que alguien introdujo contraviniendo todos los protocolos. La ingravidez quizás le da a la borrachera un aire trágico. Yo nunca antes había bebido. Pero tengo que confesar que me gustó. Me aficioné cuando me comunicaron que no volverían a contar conmigo en el espacio, que mi experiencia les serviría más en tierra firme. Mi novia seguía esperándome, agobiada por las consecuencias del experimento. Como astronauta no hubiese tenido inconveniente en volver con ella, pero como borracho me debo a las leyes de Newton. A los chicos les caigo bien y se dan cuenta enseguida de que soy un hombre en los brazos de su propia debilidad.

La imagen es de Joan Fontcuberta.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, me ha gustado mucho, es creativo y con el lenguaje justo.
Besos

Anónimo dijo...

jo, eres bueno...(me lo he leído otra vez)

Manu Espada dijo...

Muy divertido, al fin y al cabo los astronautas son humanos, me viene a la cabeza la loca aquella que intentó asesinar a otra astronauta por celos o algo así, si la llegan a mandar al espacio la lía parda. Fontcuberta también me parece genial.

Unknown dijo...

¡Ayvatú!
Y yo pensando que emborracharse dentro de un iglú era original.

Unknown dijo...

Enfrascarse en mundos propios por afición o hobbie muchas veces aisla por completo al individuo de su mundo real más cercano y de sus relaciones afectivas. Los parientes y seres queridos son los que primero notan su ausencia.

El experimento que el personaje sufre en carne propia lo mutila psicológicamente y lo empuja a un cambio radical de conducta. Esa parte me gustó.

También me gustó esa sinceridad con la que mira su relación y en lo que ella se estaba convirtiendo cuando hacia el amor y tan solo pensaba en el espacio o la ingravidez.

Tal vez su novia aceptó el experimento por amor, o tal vez porque esperó la ocasión justa para mandarlo al espacio, literalmente.

Es un buen texto.
Me gustó.


Saludos.

Diego N. dijo...

Space Oddity, David Bowie:

"Planet earth is blue
and there´s nothing I can do".

Fontcuberta es un timador genial.