domingo, 22 de noviembre de 2009

Noticias del espacio exterior con risa


El canadiense Guy Laliberté, fundador del "Cirque du Soleil" ("Circo del Sol")

Echan el cierre dos blogs dedicados al mundo del cuento, Masacre en los jardines y El síndrome Chéjov. Se levanta una espesa polvareda sobre la poca tolerancia crítica de los escritores, las susceptibilidades de editores y críticos. Particularmente creo que hay poco sentido del humor en los arrabales de la literatura, se presume mucho y se tiene muy poco sentido de la realidad. No me gano la vida escribiendo ni lo pretendo. Creo que los intereses giran en torno a círculos en los que sus miembros se vigilan unos a otros. Con un simple vistazo desde el espacio exterior este cosmonauta ve dos grupos diferenciados: los autores que orbitan en torno a las bitácoras nocilleras, por un lado, y por otro, aquellos que navegan en la estela de una nave a la que quizás les gustaría subir, como es la editorial Páginas de Espuma, o La nave de los locos de Fernando Valls.
Ni unos ni otros son capaces de reírse de si mismos, pero sí un poquito de los del otro lado. Como no me va nada personal ni con los de aquí ni con los de allí y como de todos tengo cosas que aprender, unas veces para no hacer lo mismo y otras veces para intentar hacerlo parecido, diré que decir todo lo que uno piensa es absurdo, no lleva a ninguna parte. Pero me he reído, en ocasiones, de unos y de otros. ¿Lo habré hecho ya de mi mismo? De quien no me río es de tí, querido lector, hasta que bajas los ojos de la pantalla, entonces ya sí que puedo.

Me nació el otro día el tercer varón, Juan se llama, es muy bueno y muy guapo. Porque su padre puede dudar de si vale como escritor o no. De lo que no duda es de su jeta. Hasta que un día te la partan, hijo, le dice la abuela, de Juan. Los hijos vienen con un montón de historias debajo del brazo, de eso estoy seguro. Ya se ríe con una mueca sobre un abismo de nada desdentada, chupona. Calentito como un panecillo.

Mi editor, Narrador.es, me ignora. Le he mandado varios correos con ciertas dudas e inquietudes y no me los contesta. No sé qué hacer, porque, aunque me río, no sé si me hace gracia.

Este blog ha cumplido dos años hace unas semanas y va por las 300 entradas. Mucho trabajo, muchas horas, mucha diversión, y risa, desde luego, pero cada vez menos comentarios. Quizás es que decidí no contestarlos. No sólo por falta de tiempo, que también, sino porque mi diálogo, mi comunicación, quiere ser por medio de los relatos y las historias.

¿Qué pasó con el Proyecto Troyanos, quién se acuerda, era un proyecto anónimo lleno de muy buenas intenciones? A veces las buenas son peores que las peores, pero de eso no me río, me apena. Sí.

La risa, amiguitos, la risa. No se rían conmigo, háganlo de mí, porque en cuanto pueda yo lo haré de ustedes, aunque no se lo diga a nadie. Es esa risa boba que flota sobre el vacío, sobre la existencia vana y superflua de quien es, por el momento, su centro, quien cree serlo. Si no, a qué iba a venir esta entrada y tantas como ésta.

Abajo sí va la buena: un relato.

3 comentarios:

Manu Espada dijo...

Enhorabuena por tu tercer hijo, ya sois familia numerosa. Y sí, tienes razón, es como si el mundo del cuento a veces se tomara demasiado en serio a sí mismo.

Antonio Senciales dijo...

Felicidades por el nacimiento de tu nuevo hijo.
La gente no comenta cuando se aburre leyendo y pienso que ése no es tu caso, digo yo.
Saludos.

Fernando García Pañeda dijo...

Magnífica noticia. Enjorabuena, Antonio; y bienvenido, Juan.
Lo demás es secundario: de risa.
Un abrazo.