El que quiera probarme tiene que enseñar la pasta
como en el cuento que mamá me contaba de los cabritillos,
donde el lobo debía enseñar la pata por debajo de la puerta.
Así seré todo lo cariñosa que sé ser y eso es mucho.
El corazón de los hombres no tiene secretos para mí,
sé repararlo, su maquinaria es muy simple.
1 comentario:
Jeje, muy bueno, y la foto sugerente cuanto menos...
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