lunes, 12 de marzo de 2012

Beta


La mujer dura es todavía joven. Espera con el sol de cara en un hotel que mira hacia la sierra. Hace demasiado poco tiempo la habríamos encontrado con una carpeta de apuntes. Ya no. La mujer dura espera allí donde se le ha dicho que espere. La espera es dinero. La mujer dura está cansada, tiene los tobillos hinchados. Pero no se mueve de su sitio, del lugar que la mente le ha adjudicado en esta breve narración. Algo turbio y sucio en su vida monótona de dependienta, algo más que una aventura con el jefe de sección. Beta. Se llama Beta, podría volar, pero no vuela. Está enganchada al suelo por el adhesivo de la avaricia. Hay cosas que ella no comprendería si se limitase a pudrirse delante de las clientas a las que atiende. Sólo así sabe de qué va la historia. Averigua de qué pasta están hechas las otras mujeres. Las que permanecen de pie ante una caja registradora con una encantadora sonrisa y también aquellas cuyas encantadoras bocas son la ranura de una tragaperras. La mujer dura, todavía tan joven, ha ido y venido muchas veces, ya sea por la habitación en la que espera, por la tienda en la que trabaja, por el pasillo de la soledad. Algo muy sucio, algo deprimente (según qué lectores) está a punto de sucederle. Con ello conseguirá salir por fin de si misma, de ese proyecto juvenil que no estaba en ella. De todos los sueños emporcados que le volcaron encima, ninguno de los cuales le pertenecía. Y así empieza.

La imagen es un fotograma de la película chilena Bombal

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Beta...
Es muy curioso este comienzo
Besos

Lansky dijo...

Es avara, es todavía joven, está sola,espera...¿traiciona a otras mujeres?