Ayer decidí dejarme bigote. Fue un impulso que no pude reprimir. A las siete y veinte me miré al espejo, luego certifiqué la hora y dicho y hecho. Salí de casa con un bigote escuálido, pero en un par de días será un señor bigote, me dije. Tuve que aguantar las bromas en la oficina. Las preguntas en la cafetería donde desayuno. La sorpresa de mi mujer.
-No te pega a tí el bigote. Te pareces a Franco de joven.
-Esta vez no. Ya verás.
No es la primera vez que me dejo bigote.
-¿Y eso?
-¿?
-¿Te vas a dejar bigote?
-Sí.
Hoy creo que ayer cometí un error. Pero lo que no voy a hacer es afeitármelo. A las siete y veinte, certificadas por un vistazo a mi orient de muñeca, me estaba mirando al espejo. Ha cogido algo más de consistencia. Pero sé que seguirán las bromas, los comentarios. Pasaré el día pensando en el bigote, porque no dejarán que me olvide de él. Los compañeros que ayer no me vieron, mi mujer.
-Lo que te decía, se te está poniendo la cara de Franco de joven, me dirá.
Mi madre, cuando pase esta tarde por su casa.
-Pero hijo, qué ocurre, ¿van bien las cosas entre Marta y tú?
-Claro, mamá.
-Es que la última vez que te dejaste el bigote fue cuando estuvistéis a punto de separaros.
Mañana el bigote ya habrá cogido rotundidad. Se me abrirán los ojos a la hora de todos los días, antes de que suene la radio despertador. A las siete y veinte estaré ante el espejo, como hoy y ayer. Me miraré a los ojos, me atusaré el bigote, seguro de mí mismo. Los pasajeros del tren se fijarán en mí, pensarán: ese de bigote. En la oficina ya sólo habrá una mención aislada a última hora. Al volver a casa, mi mujer habrá tomado la decisión de no decirme nada para no reforzar mi propósito.
-Hola, ¿qué tal en la oficina?
-Bien, ¿y tú?
-Bien.
Pasado mañana, a las siete y veinte me lo afeitaré. Pasaré todo el día de hoy inquieto, porque no sé lo que me van a decir. Creo que yo, aunque no lo lleve, soy un tío que tiene bigote. Eso es lo importante.
5 comentarios:
Las simetrías no sólo son horarias, lo que me complace (simple que es uno).
No sé si es el comienzo de una nueva serie o algo más,(el enésimo disparo al cielo, qué es escribir) pero me ha parecido más fresco (la voz) que lo anterior. Pese al bigote perpetuo.
Saludos.
¿El bigote es machista? ¿El helado de chocolate es machista? ¿El blog es machista? ¿Tengo problemas con el machismo?
¿Y el de vainilla?
si me saliese más bigote, mi bigote dejaría de ser tan bigote como una maraña pelos donde se quedan pegados, en ocasiones, los hielos del café que no bebo hasta que he ocultado la maraña y tan sólo queda una probabilidad de bigote que siempre pincha cuando doy besos a las señoras del pueblo, aunque sea un bigote de café.
Leñe.
Amigos, el bigote es una cuestión peli-aguda, na-da bala-dí.
Un bi-go-ti-to puede decir mucho en un momento dado. O en su defecto, su ausencia.
Saludos bigotudos.
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