Gracias por compartir el relato. Lo acabo de leer y me gustó, me inquietó. Me pareció muy bien cómo se mete de lleno en una historia aparentemente absurda sin dar muchas explicaciones.
Creo que a veces cuando se hacen introducciones para justificar la verosimilitud de una historia, lo que se consigue es lo contrario, que no se la crea ni dios.
Tengo curiosidad por esto que dices: "un modo de enfocar el asunto que no ha prosperado demasiado en otros narradores".
Me alegro de verte por aquí, 43botas. La historia es en efecto absurda, pero no increible. Yo recuerdo de niño la figura de un señor mayor que contaba cómo tenía la costumbre de seguir por la calle a aquellas mujeres que le llamaban la atención para descubrir si se iban a encontrar con algún amante. En cuanto a tu pregunta, la mayoría de las historias que consumimos son edulcoloradamente sentimentales. Hay muy pocas apuestas que pretendan hablar de los sentimientos del hombre sin caer en ese pozo. La de Gombrowicz es una. Un saludo.
La leí antes de dormir. La insistencia final es de quitarse el sombrero (y el hipo). Lo que más me ha llamado la atención es cómo procura el pacto con el lector que, opino, queda bien definido al final de la segunda página (entrada y, por si no quedaba claro, salida del teatro). A partir de ahí el autor ya puede hacer lo que quiera con el texto. Elige lo más sano: pasárselo bien. Cosa no fácil de encontrar, con toda la lite que hay suelta y que, en su época, el argentino polaco que no sabía español, veía, supongo -como hemos visto muchos- en libros de arena (libros catálogo estructurados hacia el colofón de la mente literato-humana). Claro, lo de que el autor se divierta como un enano, debía ser raro y, por suerte, se contagia. El final de este relato me hizo rebobinar hasta cada pequeño detalle de por ahí. Y reírme como un loco sin dientes, pero teniendo dientes.
La descripción del personaje -aunque se describe todo el rato porque es así-, está solucionada en que tiene mucho tiempo, mucho muchísimo y mucha libertad mucha muchísima. No me es nada absurdo este texto, corríjanme si quieren, al contrario, aunque el personaje principal lo sea mucho y venga todo en primera.
Sobre lo que se ha hablado del autor u otros, otra cosa que no entiendo es lo de que haya escritores para escritores y todas esas cosas que no creo que haya nadie que las entienda, salvo las señoras de los cuadros. Y sus maridos, que tienen mucha culpa. Esas cosas sí que son absurdas ¿no? Yo creo que sí, igual que creo que Gombrowicz se divertía y eso se nota y siempre se agradece, cuando escribe (de lo otro no sé casi nada y tampoco es que quiera).
me he acordado a estas horas y creo que he dicho una parida, pero es un gran texto, aún así. Como siempre este hombre fue. Tan normal que los demás siempre se asustaban tanto.
Sí, estoy de acuerdo en que no es increíble, por eso dije "aparentemente" absurda. Además, cuanto más se conoce la realidad, menos miedo se suele tener a lo inverosímil. La realidad, ya se sabe, suele ser inverosímil.
Me queda más claro lo que dices sobre las historias sentimentales. Por cierto, ¿has leído algo de Amelie Nothomb? Yo la salvaría de eso.
Y Alberto, no me parece ninguna parida lo que has dicho, sino al revés; sobre todo, creo que aciertas en lo de la diversión
5 comentarios:
Gracias por compartir el relato. Lo acabo de leer y me gustó, me inquietó. Me pareció muy bien cómo se mete de lleno en una historia aparentemente absurda sin dar muchas explicaciones.
Creo que a veces cuando se hacen introducciones para justificar la verosimilitud de una historia, lo que se consigue es lo contrario, que no se la crea ni dios.
Tengo curiosidad por esto que dices: "un modo de enfocar el asunto que no ha prosperado demasiado en otros narradores".
¿A qué te refieres exactamente?!
Saludos
Me alegro de verte por aquí, 43botas. La historia es en efecto absurda, pero no increible. Yo recuerdo de niño la figura de un señor mayor que contaba cómo tenía la costumbre de seguir por la calle a aquellas mujeres que le llamaban la atención para descubrir si se iban a encontrar con algún amante. En cuanto a tu pregunta, la mayoría de las historias que consumimos son edulcoloradamente sentimentales. Hay muy pocas apuestas que pretendan hablar de los sentimientos del hombre sin caer en ese pozo. La de Gombrowicz es una.
Un saludo.
La leí antes de dormir.
La insistencia final es de quitarse el sombrero (y el hipo).
Lo que más me ha llamado la atención es cómo procura el pacto con el lector que, opino, queda bien definido al final de la segunda página (entrada y, por si no quedaba claro, salida del teatro). A partir de ahí el autor ya puede hacer lo que quiera con el texto. Elige lo más sano: pasárselo bien. Cosa no fácil de encontrar, con toda la lite que hay suelta y que, en su época, el argentino polaco que no sabía español, veía, supongo -como hemos visto muchos- en libros de arena (libros catálogo estructurados hacia el colofón de la mente literato-humana). Claro, lo de que el autor se divierta como un enano, debía ser raro y, por suerte, se contagia.
El final de este relato me hizo rebobinar hasta cada pequeño detalle de por ahí. Y reírme como un loco sin dientes, pero teniendo dientes.
La descripción del personaje -aunque se describe todo el rato porque es así-, está solucionada en que tiene mucho tiempo, mucho muchísimo y mucha libertad mucha muchísima.
No me es nada absurdo este texto, corríjanme si quieren, al contrario, aunque el personaje principal lo sea mucho y venga todo en primera.
Sobre lo que se ha hablado del autor u otros, otra cosa que no entiendo es lo de que haya escritores para escritores y todas esas cosas que no creo que haya nadie que las entienda, salvo las señoras de los cuadros. Y sus maridos, que tienen mucha culpa.
Esas cosas sí que son absurdas ¿no?
Yo creo que sí, igual que creo que Gombrowicz se divertía y eso se nota y siempre se agradece, cuando escribe (de lo otro no sé casi nada y tampoco es que quiera).
No me enredo más.
Es un relato cojonudo, HdB.
me he acordado a estas horas y creo que he dicho una parida, pero es un gran texto, aún así. Como siempre este hombre fue. Tan normal que los demás siempre se asustaban tanto.
Sí, estoy de acuerdo en que no es increíble, por eso dije "aparentemente" absurda. Además, cuanto más se conoce la realidad, menos miedo se suele tener a lo inverosímil. La realidad, ya se sabe, suele ser inverosímil.
Me queda más claro lo que dices sobre las historias sentimentales. Por cierto, ¿has leído algo de Amelie Nothomb? Yo la salvaría de eso.
Y Alberto, no me parece ninguna parida lo que has dicho, sino al revés; sobre todo, creo que aciertas en lo de la diversión
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