Pongo aquí el fragmento inicial del capítulo 5 de la novela que estoy escribiendo, cuyo título no doy todavía, porque es demasiado pronto.
Este capítulo podría empezar de distintas formas. Podría decidir una de ellas o no. Lo normal es que eligiese una. Pero la vida es extraña. No hace falta ser vieja para saberlo. Ni siquiera tener lagunas mentales. Podría ser un sueño. Un sueño en el que me veo a mí misma en camisón. Qué fácil es que si hay vieja, haya camisón. Estoy sentada al borde de la cama y me miro las manos. Eso es todo. Me miro las manos en un sueño. Son mis manos. Lo normal en una vieja: manchas, pecas, artritis. Al mirarme las manos no pienso en nada. Contemplo las venas abultadas bajo la piel, las escamas de la piel seca. Me miro las manos tanto tiempo como dura el sueño. No ocurre nada más. Podría empezar así, pero los sueños son el recurso de los escritores mediocres, me da por pensar. Así que lo he contado.
Otra manera de arrancar podría ser consultando en Internet. Quiero saber cómo se solicitan esas becas que ofertan las universidades o distintas instituciones para la escritura de un libro. No por vieja he de tener menos derecho, pienso. Aunque lo olvido pronto.
Me siento a escribir sin releer lo escrito, habiéndolo olvidado. No voy a decir que por completo, pero casi. Pienso, y no sé si una sola vez, o es un pensamiento recurrente, que si hubiese empezado a escribir cuando era joven, me hubiera inclinado por planteamientos antiburgueses, revolucionarios. Pero no tengo seguridad de ello, claro.
Querida profe voy a buscar tu nombre en el posit correspondiente. Quiero saber el nombre de a quien me dirigiré a lo largo de todo este capítulo. Ya he dado con él. Querida Cristina. No sé por donde empezar, así que lo haré por varios lugares. En primer lugar por un sueño que he tenido. He soñado que estaba en mi cama sentada (me veía en camisón) y me miraba las manos. Aunque te pregunto si este procedimiento de recurrir a los sueños es legítimo. El sueño, te diré, es inventado. Es decir, como no sueño, o por lo menos no recuerdo lo que sueño, me he inventado este para empezar el capítulo. Si tu me lo desaconsejases lo quitaría de aquí, pero ten en cuenta que en su lugar no colocaría otra cosa, dejaría en blanco esta primera página de este capítulo. La que podría corresponderle al sueño. Es así como me siento a veces, como un novela con hojas en blanco, o con hojas en las que se dice que es real lo que tan sólo ha sido inventado por mí misma. Además, por supuesto, de aquellos párrafos en los que se cuenta lo que otros han imaginado que me correspondería como historia. Querida profe Cristina lo que me ocurre es que a estas alturas dudo de mí misma. No sé si tengo existencia más allá de la novela. Hasta ayer creía que sí. Leí tu comentario al capítulo anterior y me pareció que tus palabras dirigidas a mí, a Eulogia, y que tu beso de despedida me proporcionaban esos límites de lo que existe. Pero esta mañana ya fue todo distinto, me sentí rara desde el desayuno. Palmira me llamó diciendo que se encontraba enferma y que no vendría. Al colgar el teléfono después de tranquilizarla me sentí deprimida de repente. La soledad de la casa se fue adueñando de mi soledad interior hasta someterla. No estoy acostumbrada a escribir en silencio, en soledad. Me sobrecogí con un llanto estéril, que no me venía de ninguna amargura concreta, de ninguna desgracia propia, y mira que las tengo, las unas y las otras, pero estaba vacía, sin saber por qué lloraba, así que inventé lo del sueño, en el que me miro las manos; en él no lloro, pero expresa sin lágrimas lo que en la vigilia quería decir ese llanto. Es algo acerca del vacío que me sobrecoge. Si dejase una hoja en blanco tendría que explicar el motivo. Y el motivo es precisamente ese. Que estoy llena de huecos en la memoria, pero también en el alma.
He iniciado en internet una búsqueda sobre becas para la escritura de una novela varias veces, las mismas que esa búsqueda ha sido abandonada.
3 comentarios:
¡Eso es un escritor 2.0, sí señor! Con un par.
No suelo hacerlo, por eso de que soy socio de Greenpeace desde antaño, pero me lo voy a imprimir para machacarlo como es debido.
Este adelanto nos deja con la miel en los labios. Ya nos avisarás cuando la novela esté terminada. Ánimos y suerte.
Me encantó!
Beso
Publicar un comentario