jueves, 23 de septiembre de 2010

No poder parar


Ayer viendo que todos mis vecinos eran ricos decidí atracar un banco, puesto que se me hacía muy difícil la convivencia con ellos, después de haber perdido toda mi fortuna de una manera ridícula, que no viene al caso aquí. Esta mañana transferí una serie de fondos flotantes a una cuenta creada a tal efecto. No voy a entrar en minucias. Vuelvo a mirar a mis vecinos con tranquilidad, creo de nuevo a rajatabla en los estatutos de mi club de golf. Quiera yo o no, se me ha abierto un horizonte de posibilidades. Sabido es de todos que se empieza robando un banco y acaba uno matando a una cuñada. Acabo de encargar por internet ropa de cuero.

3 comentarios:

Elena Casero dijo...

Bueno. Pero me alegro de no ser tu cuñada. El final me ha sorprendido

Anónimo dijo...

A mí me resulta todo el relato como una violencia soterrada.
Besos

J.R.Infante dijo...

Yo lo que veo es mucha influencia de lo que nos rodea, aunque a lo mejor es más importante de lo que parece esa manera en la que perdió el dinero.
Saludos