domingo, 18 de noviembre de 2012

Carta abierta a Agustín Martínez Valderrama sobre su Sentido sin alguno






Señor Agustín Martínez Valderrama es usted un plagiador literario.
En primer lugar se llama usted casi como yo, Antonio Báez Rodríguez.  Podría usted haber elegido otro nombre. Son varias las coincidencias nada más empezar.  Tal como yo decidí nacer en Antequera para 1964, usted no se tomó la molestia de disimular al nacer en 1976 para Gavá.
He leído su libro Sentido sin alguno. No disimule.
Lo he leído y me ha gustado, claro, cómo no iba a gustarme si ese libro lo voy a publicar yo mismo en breve. Claro que ya le he cambiado el título.Y más cosas.
Veamos, usted no es yo, ni yo seré usted, y poco nos parecemos, pero si, como dicen, los hábitos hacen al monje, tiene usted costumbres malsanas como las que yo tengo, que enseguida nos irán igualando y un día puede que sea usted, señor, quien soy yo ahora o yo llegue a ser quien usted fue.

Nada más abrir su Sentido se corta usted una oreja. En eso, lo admito, ambos hemos plagiado a Vicente Van Gogh.
Yo, lo confesaré, también plagio descaradamente. Plagio lo que me da la gana y con alevosía. A lo mejor me puse Antonio por Agustín, sin ir más lejos.
Luego coge usted una bolsa de plástico y se la pone en la cabeza.  Menos mal que confiesa usted que todo el mundo por la calle lleva una con dos agujeritos para los ojos y uno para la boca.
A mí, señor, esas cosas me las hacen en privado, me gustan, no voy a negarlo. Y si he sido yo quien le ha plagiado a usted poco me importa a estas alturas. ¿Conoce usted a alguien original? Preséntemelo, dejará de serlo.
Tiene usted su estilo, yo el mío. Pero su estilo no sería nada, como nada sería el mío, de no llamarse usted Valderrama, como Juanito, y yo Báez, como Joan.
En Sentido la gente encima se le arroja al vacío, es gente que tiene ganas de volar, vaya. Como a mí. Los personajes se me van por las ventanas. Me está entrando el pánico, puede que sea yo quien le copié a usted, o mis seres arrojadizos a los suyos. Habrá que buscar un perito en materia que dictamine. Usted arroja a niños, a viejos. Yo una vez tiré un piano. ¿Tirará usted en el futuro uno?

Pasemos ahora a sin. Usted se hace amigo de los perros que no son perros, sino cachos de aire. Hasta aquí podríamos llegar, no le consiento que tome el nombre de los perros en vano. Señor, a mí los perros me dan compañía y charla. Pruebe usted con eso, ya que más da.
Y luego riza usted el rizo, como yo detesto el fútbol, para despistar, le da a usted por Maradona.
Bueno, tengo que reconocer que usted o yo mismo, tiene su personalidad, la tengo. Pero no va de eso el caso, lo que hay que dilucidar aquí son esas sutiles coincidencias que un día te confunden al punto de ya no saber si fue usted el primero, lo fui yo o lo primero fue algo que no viene a cuento.
Además en sin sale un puente. Voy a pasar quizás por la circunstancia de que usted como yo en persona carnal habrá cruzado más de uno. Los puentes están ahí para que cada uno los cruce como le de la gana. Pero no deja de ser otra coincidencia.
Sin embargo, tengo una prueba definitiva, escribe usted la palabra gintonic como la escribo yo, sin guioncito de marras o espacio. Hemos dado ese paso equivalente al del hombre en la luna.

En la última parte, titulada alguno, donde ya creía que ni usted ni yo nos habíamos robado ideas, poco antes de cerrar el libro, me mete usted cada día un dedo en un buzón. Al menos uno de tantos podría ser que me perteneciese, me lo arrancaron de un bocado cuando siendo muy joven salí una noche de juerga.

Señor Juanito Valderrama  Rodríguez Agustín, le recuerdo lo que usted mismo escribió:
Se miró en el espejo y se vio gorda como un palillo.

Me he asomado a su Sentido sin alguno y allí estaba Joan Báez Martínez Antonio. Sinceramente, no sé. Por un momento, pero ya sé que no. Le pido disculpas.

4 comentarios:

Beatriz AA dijo...

Pues me deja usted consternada, señor Joan: a ver si no fue ayer Juanito quien me firmó su libro en la presentación madrileña (llena de plátanos, por cierto).

Elena Casero dijo...

oiga ahora que lo dice usted, veía yo reminiscencias de un libro no leído que me sonaba mucho.
Y el tipo volador mientras yo tocaba el piano... comienzo a entender muchas cosas.

Magnífico, Antonio.

Rosana dijo...

Un libro como el de Agustin se merece una reseña así de original.


Muy buena Antagus.

Os felicito a los dos pues.

AGUS dijo...

Gracias, Antonio.

Una reseña audaz, como todo lo que haces.

Abrazos.