jueves, 3 de abril de 2008

Sociedad literaria


Ayer fuí a cambiarle el aceite al coche. Entretuve la espera con el periódico en la cafetería de una gasolinera. En las páginas de cultura, esas que buscamos todos los plumillas, encontré una entrevista del escritor Eduardo Lago a un novelista libanés del que yo no tenía noticias. Elias Khoury.

P. Entonces, ¿qué es la literatura?
R. La buena literatura es un tributo a la fragilidad humana y por tanto a la muerte. Creo que la literatura, como todo el arte en general, es un diálogo que los muertos mantienen con los vivos. (...)
(El País, miércoles 2 de Abril de 2008, página 42)

Ayer llegó a mis manos, por azar, más o menos, por casualidad, más o menos, por suerte, más o menos, la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga, que tiene un nombre muy hermoso y legendario, robador de europa, aunque ese aspecto pajizo y atrofiado de todas las revistas que llevan bajo su nombre un epígrafe que dice: literatura, arte, pensamiento. El número cinco correspondiente a noviembre de 2007. En la primera hoja lo que a continuación:

El pasado 9 de abril, murió en un incendio en su casa Miguel Hernández Torralbo. Miguel fue el dueño de El Cantor de Jazz, el pub que, durante la década de los ochenta y parte de los noventa, fue lugar de reunión de la vida literaria y artística: casi todos los actos que se celebraban en la ciudad (lecturas poéticas, conciertos, exposiciones) tenían su epílogo en la penumbra del Cantor; casi todos los escritores que pasaban por Málaga terminaban la noche -en conversación con los amigos malagueños- con un cóctel de Miguel en los labios. A finales de los noventa, la cosa decayó. Miguel cerró el Cantor y empezó a estudiar Historia del Arte. Terminó la licenciatura y empezó el doctorado. Durante ese periodo universitario, se incorporó, desde el principio, al consejo de redacción de Robador de Europa; después terminaría alejándose de la Facultad, de la revista y de casi todo. Tenía 43 años y dejó algunos poemas. Este espacio quiere ser un homenaje al amigo que -siempre con una vida al límite- fue un apasionado de la poesía, de la literatura, de la música.
F.R.N.

Ayer por la noche busqué en Google el rastro de Miguel, al que conocía poco más que de vista a lo largo de muchos años. Me puso copas. Yo se las pagué y le dije hola y adiós. Después del bar, llegué a verlo en su bicicleta, con cierto aire que se me antojó inocente, casi pueril, con su boina ladeada. Hola. Nada más. En la red aparece un poema suyo en LiberLect. Revista de Literatura, nº7, 11 de junio, 2003.

Sociedad literaria

Como el que arrastra un cadáver
que se resiste a morir,
nuestras palabras se tensan
buscando un destino
que ya sólo evoca una cruel rendición.
De nada sirve entonces proclamar nuestra entrega,
señalar un camino ya andado
que no quisimos recorrer al revés.
Ciegos de gloria hacia la nada vamos
en este tiempo que no conocerá perdón.
Acaso algún día descubriremos
por qué el cadáver mudo que arrastramos
nos mira, implorando que lo dejemos morir.

De madrugada, anoche, oí unas sirenas, un gran estrépito. No voy a cometer la canallada de ponerle un bonito epílogo a esta historia. La noche que Miguel Hernández Torralbo se abrasó entre las llamas de su casa, quizás yo dormía, digámoslo así, a pierna suelta, y nada me hubiera podido despertar, aunque los coches de bomberos hubieran metido mucho follón con sus sirenas, seguro, hasta llegar a su casa de madrugada. Tal vez.

7 comentarios:

Carlos Frontera dijo...

"La literatura, como todo el arte en general, es un diálogo que los muertos mantienen con los vivos". Me parece una definición muy acertada.

Con frecuencia convoco a los muertos para dialogar con ellos, que me responden, bien desde las páginas de un libro, o desde los acordes de una canción, o desde los trazos de un cuadro.
Disfruto de esa concurrencia de difuntos.

Por cierto, muy bueno el poema que has trascrito de Miguel Hernández Torralbo.

Abrazos.

Marina Culubret Alsina dijo...

incluso en el papel que ahora es ceniza las leemos,vivas, las palabras.

el poema, emotivo y estremecedor.
no lo conocía...

tampoco sabía de esta bitácora y me ha gustado... :-)

saludos,

hombredebarro dijo...

Viajero, Los muertos. Lo que más me gusta a la hora de escribir un relato es matar al prota en la primera línea. A partir de ahí su voz es cristalina como el agua.

Me alegro,marina, estás en tu casa.

Ton de Bass dijo...

Quizás hacer cadáver del agonizante que se resiste a morir sea la imagen más potente del poema.
Lo absurdo de una tragedia así hace ver que merece la pena una vida de jazz y poesía.

Un saludo.

Diego Flannery dijo...

Si, coincido con ton de bass, en la potencia de la frase…"un cadáver
que se resiste a morir".
Aquél, que en vida fue, sigue vivo en su tumba. Con las distancias y los hitos, otro Miguel Hernández sigue en camino, conociendo y conociéndote.

Abrazos desde Argentina
Diego

J. A. Montano dijo...

Di en esta entrada buscando sobre El Cantor de Jazz. Saludos!

http://joseantoniomontano.blogspot.com/2012/02/descanso-sin-bajarme-del-caballo.html

Joaquín García Weil dijo...

He llegado a este blog por el de Montano, que firma el comentario anterior. A propósito de vuestros dos artículos sobre este asunto he escrito un tercero donde cuento una anécdota que tal os sorprenda:

http://dijoelbuda.blogspot.com/2012/02/llegaras-viejo-y-antes-de-lo-que-te.html