miércoles, 25 de marzo de 2009

Soneto

Sube alto el cielo sobre mi cabeza.
Entre los caprichos de la mentira
la nube ahuyenta el punto de mira.
La espuma amarilla del sol regresa

todos los días a besar mi mesa.
Una voz oscura en calma suspira.
La sombra agridulce despacio tira
otra malvada hora bajo la empresa

del cielo. Miro las huellas, el rabo
de las puntas azules en las nubes.
Calculo lo que me reflota al cabo

de cada día, ya que me sostuve
en mentiras de menos de centavo.
Así que baja todo lo que sube.

6 comentarios:

nancicomansi dijo...

mentiras como nubes...
Uno ve en ellas lo que quiere, a veces...

Anónimo dijo...

Hola Quevedo :))

Carlos Frontera dijo...

Y ahora te atreves con el complejo arte del endecasílabo. No hay quien te pare.

Marisopli dijo...

Es que me da la tos de pecho

Diego N. dijo...

Sopa de Ganso...

El gigante comehuevos

Torvo y simpático, sin reflejo
en los estanques, gafas, mal hablante
coincidí en el aula con un gigante
de manos pequeñas y tal arrojo

que de tus huevos no dejó despojo.
-Es mejor acabar con la simiente
antes de que en otro coño silente
de leche se vacíen sin tapujo-

dónde vas ahora, gigante tonto
ese cojón se te escurre cual baba
barbilla abajo. Yo mejor me planto,

mis huevos ya rezan pues todo se acaba
se saben de corbata por el espanto,
lloro ya la soledad de la aldaba.


Un saludo

Diego N. dijo...

Me voy a suicidar. Eso es lo que significa.