jueves, 15 de octubre de 2009

Julios


Julio Cortázar retratado por Alberto Jonquières

En 1938 aparece en Buenos Aires un poemario compuesto por 43 sonetos titulado Presencia y firmado por Julio Denis. El mismo Julio Denis publicó su primer cuento, “Llama al teléfono, Delia” y un artículo sobre Rimbaud en los siguientes años.


El profesor adelantó el nombre del poeta al que se le iban a dedicar las siguientes clases:
-Octavio Paz, dijo, haciendo que los sonidos vibrasen en el aire como si fuesen emblemas.
Uno de sus estudiantes, que ya había dado ciertas muestras de extravagancia, levantó la mano:
-Me podría decir, por favor el segundo apellido de don Octavio, dijo con actitud expectante, el bolígrafo en la mano para apuntar la respuesta en su cuaderno.
Pasaron unos segundos.
-No lo sé, le contestó el profesor no sin cierta risilla nerviosa.
El estudiante dijo:
-Yo voy a poner Ledesma. Por si hay suerte.
-Bien, lo consultaremos, pero en este momento es un dato irrelevante, replicó el profesor.
Muchos años después un poeta de provincias, que había presenciado esta escena, decidió adoptar un eufónico seudónimo que le ayudase a publicar. Como no era menos extravagante que el otro, decidió adoptar el nombre del mejicano con el segundo apellido que le había asignado su compañero de curso. Pero no recordaba Ledesma, sino Leizaola. No obstante, ni uno ni otro iban muy desatinados, porque su segundo apellido era Lozano. Nombre corriente, como de futbolista.

En Marzo de 2009 aparecía en un foro literario de internet este autorretrato:
"¿Quién soy yo? Yo soy Julio Yllera (JYY). Cuando estoy de buen humor, escribo en los foros de Internet (cosas ininteligibles, según dicen). Cuando no, leo libros que no parece que me vayan a llevar a ninguna parte. Al menos, nunca me aburro. (...) ¿Datos personales? No tengo edad, ni sexo, ni profesión, ni familia, ni amigos. No vivo en ningún sitio conocido. No soy nadie, si es que se requieren atributos de ese tipo para ser alguien. Sé que desconcierta y enfada esa ausencia de referencias normales. Suena a falso, a engaño y, sin embargo, es cierto, es así con la verdad que se adquiere al transpasar las fronteras convencionales. Unos pocos datos personales sólo disimulan el hecho de que no somos nadie. Me gusta disfrazarme para ocultar mi no-identidad. Tampoco demasiado. Hasta que esa mentira leve (puesto que no cambia nada) empieza a convertirse en un personaje. Hasta que arranca una aceptación vicaria que me transmuta en un ser opaco. Me desconozco en la interpelaciones. Me anulan. Dejo de ser y me despojo de la piel recién adquirida. Recobro el vacío. Soy libre. Nunca hablo de mí mismo. Casi nunca: hoy he incumplido la regla."


En 1944, al publicar el cuento “Bruja” aparece en la escena literaria Julio Florencio Cortázar, que además se dedica a traducir a autores como Jean Giono, Chesterton, Poe, Gide y Defoe. No es hasta 1949, con la publicación del poema dramático Los Reyes, que aparece Julio Cortázar.

El 23 de Noviembre de 2005 se inscribe en TR el usuario que utiliza como nick o seudónimo VV.AA, que en sus textos hace apelaciones a un omnipresente Julio, quien a veces parece el desdoblamiento de la voz que habla en el texto, y otras una figura mitologizada con la que comparte un pasado. No es difícil, por otra parte comprobar que VV.AA. y Julio Yllera son dos sombras proyectadas en la pantalla por el mismo cuerpo interpuesto entre ella y el foco de luz.

El 13 de Octubre de 2009, ya con el sol hundido en el horizonte, Wladimir Dragossán, seudónimo de Rafael Pintos Méndez, levantó el auricular de su teléfono y marcó un número con el prefijo de una provincia muy lejana a la suya. El poeta expuso su petición en términos educados y corteses. Nada que al otro lado no pudiera ser atendido. Quería un compromiso por escrito de recibir al menos dos ejemplares del libro en el que iría incluída la entrevista a la que iba a someterse.

Gerardo Diego Landa recibió, después de la muerte de Gerardo Diego Cendoya el 8 de julio de 1987, más de una invitación a ser entrevistado como destacado miembro superviviente de la generación poética de 1927. Nunca dijo que no.
En una ocasión le preguntaron cuál había sido el momento más difícil de su ya larga e interesante vida. No le cupo duda ninguna a la hora de responder que el día que paseaba con su amigo Octavio Paz Leizaola y éste resultó muerto a consecuencia del empachurramiento sufrido en plena vía pública, al caerle desde el cielo una mujer hermosísima, pero trastornada por los nervios. La obra completa de Gerardo Diego Landa se reúne en un volumen titulado Naves negras a Marte, en edición del propio autor.

El día 26 de Setiembre de 2009 Julio Yllera fue a visitar la exposición de fotografías que Alberto Jonquières le hizo a Julio Cortázar entre 1967 y 1975. En el autobús que hubo de tomar, encontró a alguien leyendo Rayuela. Se trataba de un tipo con años, pero con atributos juveniles, como el pelo largo y piercing en una oreja. Al principio pensó que quizás el otro también se dirigía a los sótanos de la librería donde tenía lugar la muestra, pero se bajó antes. Mientras contemplaba los retratos se fue la luz y por unos instantes estuvo a oscuras, sólo unos segundos de espesa negrura, antes de escapar.

Entre los papeles, cartas, libros y objetos personales que Julio Cortázar dejó tras de sí, como todo hijo de vecino hace cuando vive, como si fuesen rastros de baba, se encontraron marcas de Julio Denis.

El 22 de Enero de 2006 VV.AA. publicó en la web TUSRELATOS un texto titulado Julios, en el que un Julio niño investiga el modo de llegar al centro de la ciudad en la que vive por una vía diferente a la que le impone la calle principal, aventura que se convierte en una exploración iniciática, viaje al centro de la tierra.

1 comentario:

Antonio Senciales dijo...

Ensayo interesante este de los Julios.
Saludos.