domingo, 18 de enero de 2009

Toda la verdad


Tracey Emin: Why I Never Became a Dancer (Video)

Soy Paqui Ramírez, compañera tuya del instituto, y estoy aquí, en tu sueño, 30 años después. Sigue, sigue durmiendo. Conque sepas que estoy aquí es suficiente. ¿Cómo? No, no te preocupes. Mañana lo recordarás todo perfectamente y escribirás una historia. La mía en tu sueño. No hace falta que eches mano de la memoria, de lo que tú creías sobre mí. Si he venido hasta ti es para contarte lo que quiero que cuentes. El sueño. Si he venido hasta ti es porque me he enterado de que escribes historias. Si he venido hasta ti es porque ya me han fallado otros antes. Pero eso no tiene importancia, no se la des. Si he venido esta noche es porque esta noche he encontrado un camino en mi propio sueño. Aquí estoy. Todo lo demás carece de importancia. Siéntate con nosotros, estos son mis amigos. Claro, hombre, estoy viva, ¿tengo pinta de estar muerta? No creas lo que veas, sólo lo que sueñes. No pienses. Mira. Despejaré todas tus dudas. Acabo de enterarme, ahora mismo, al entrar en tu sueño, de que en estos 30 años has pensado algunas veces en mí. Qué gracia me hace ver lo que has pensado. No has dado una. Has pensado en mí como si yo fuese otra. Me has dado cierta importancia y eso me halaga. Me fastidia, por ejemplo, que en ese tiempo nunca me hayas deseado. Y mira que le has dedicado tiempo a algunas guarras. También sé que le has preguntado a otros compañeros de aquella época por mí. Y que te han contado lo que sabían, pequeños detalles, insignificantes, como que trabajaba en un centro de salud. Poca cosa en 30 años. Hasta que un día me viste y yo vi cómo me veías. Nada. Un paseo, sólo eso. Tu interés no iba más allá de cierta curiosidad por alquien que una vez te cayó bien. La verdad es que nunca era yo. Ni quien te dijeron que era, trabajando en un centro de salud como médico de familia, ni quien tú viste dando un paseo, ni quien una vez imaginaste que quizás tenía problemas con las drogas. En mi vida las he probado. Pero lo pensaste, porque me confundiste con otra persona cruzando una calle. Estoy aquí hoy, en tu sueño. Eso es todo. Estamos tomando una cañas, siéntate. No he hecho nada, absolutamente nada, con mi vida. Pero observa cómo todos mis amigos me quieren así, simplemente porque soy especial. Voy a llevarte a mi casa, pero eso será luego, quiero que veas dónde vivo. No estudié, me escapé de aquellos profesores que tantas esperanzas tenían puestas en mí. Dejé de lado las inquietudes políticas, el compromiso con mis ideas. Hace años que no sé nada de mi marido. No se me conocen amantes. Sencillamente encontré un modo de vivir, no voy a decirte qué tipo de lotería o fortuna me sonrió, pero tengo lo suficiente para salir adelante. ¿Mis amigos? ¿Éstos? Lo mismo que yo. Aquí nadie está supeditado a necesidades. No somos ricos. Vivimos entre el resto de la gente. Ni siquiera físicamente me reconocerías fuera de este sueño. No me digas que no te has dado cuenta. Por eso sientes esa inquietud. No es deseo, pero quieres que te lleve ya a mi casa, quedarte a solas conmigo. Quieres saber más de esta materia, de la que me he ido haciendo fuera de las rutinas. Fuera de la identidad. Si he venido hasta ti es porque sé que tienes interés en ver mis despojos. Porque en las muchas vueltas que he ido dando todos estos años de ambulatorio en ambulatorio, con una muchedumbre de pacientes a cuestas y con ciertas ideas sobre la sanidad pública y la política, a veces sueño que yo no soy yo, que soy un fruto de corazón luminoso, al que es posible despojar de su piel y de las heridas. Cuenta lo que has visto, no aquello que hace 30 años pensabas de mí, lo que en esos 30 años has imaginado. Todo estaba en este sueño. Toda la verdad. Hemos llegado, esta es mi casa. En esta casa no hay nada que yo misma y luz. Es una casa especial, pero no puedes quedarte mucho tiempo. Te pongo algo de beber y luego te marchas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, por eso, en mis sueños, no me abría la puerta al llegar, anoche.
Al final he tenido que dormir con el portero y no estaba nada seguro de si finalmente había desayunado con él cuando estaba tomando café esta mañana.

Luna Roi dijo...

Te dejare estar en mis sueños, si yo puedo estar en los tuyos; Te dejo estar en mis sueños,si tú quieres estar en ellos...

Anónimo dijo...

Qué mentirosa es esta mujer del relato!
Bss

Fernando García Pañeda dijo...

La verdad en sueños. Bonita vuelta de tuerca.