La semana pasada firmé el contrato de edición. El título del libro será Mucha suerte, de aquí en adelante, la OBRA, como dice en el contrato. Es una colección de cuentos. Está muy bien eso de firmar un contrato para que te publiquen algo de lo que te definitivamente te quieres deshacer. Lo que los editores no saben es que yo hubiera estado dispuesto a las más bajas faenas para que se llevasen la OBRA de mi vera. Sin embargo, me van a dar un porcentaje de las ganancias que se obtengan de aquellos ejemplares que consigan/amos vender. Me pregunto si alguna vez llegaré a ser el hombre más rico del mundo gracias a mi pluma. La de escribir. ´
La semana pasada terminé una serie de 10 historias con los fantasmas como protagonistas. Alguno de vosotros leisteis algunas. Cuando cerré la última, en la que se volvía, como en un bucle hacia la primera, sin cerrarla, le puse un título genérico, "Los invisibles" y la mandé a un blog en el que el protagonista es el cuento. Por si su autor tiene a bien publicarla en un apartado de inéditos. Todavía lo soy. Barajé varios títulos antes de decidirme por el que os he dicho. Por ejemplo, "Amigos imaginarios".
Araña, Tarántula y Dragón son los amigos imaginarios de mi hijo Santiago, que tiene 4 años. Dice que todas las cosas que hay en el mundo son sus amigos imaginarios. Pero yo sé que esos tres son aquellos con los que él más habla. Para los adultos los amigos imaginarios son sus fantasías, pero también sus fantasmas, así que podríamos llamarlos amigos, o enemigos imaginarios.
Mi mujer ha llegado al mediodía con una bolsa de aguacates duros y verdes, recién cogidos del árbol, que le ha regalado un compañero del trabajo. Voy a contar ahora una pequeña intimidad: cuando yo conocí a mi mujer, y viceversa, yo portaba en la mano un aguacate muy verde, e intentaba hacer con él una ensalada. Estuve un buen rato golpeándolo contra todo lo que alcancé a encontrar a mi alrededor, hasta que grité: Este puto aguacate es como las personas, no madura ni a golpes. Lejos de espantarse, que hubiera sido lo lógico, a ella eso le hizo mucha gracia.
Bueno, basta ya de intinimiedades. Este es el bolg de un escritor, con una OBRA. Vayamos a la literatura. Quiero deciros que acabo de leer dos libritos muy breves, pero intensos, de un escritor napolitano llamado Erri de Luca. En la solapa, ¿tendrá mi OBRA solapa?, viene una foto y una noticia sobre su vida en la que se nos dice que es (era) un obrero de la construcción, que a los 17 años se integró en la organización Lotta Continua. Luego he sabido que dejó la obra y que es un buen aficionado al alpinismo. Los libros están en Akal Literaria y son Aquí no, ahora no y Montedidio.
En el primero, el protagonista, tartamudo, recupera la historia de su infancia através de unas fotografías tomadas por su padre. La interlocutora de la historia es su madre, "Me miras con el gesto severo en el que permanece el eterno reproche que nos hacías de niños: aquí no, ahora no" (p.42). Esto es, la infancia como el espacio de la inconveniencia. Ese estar siempre fuera de lugar. "Iba al colegio y aprendía que Italia era una península, una tierra firme, no un barco. Tenía seis años y la resignación a los desengaños que entraña esa edad: corregía la silueta del mundo, sí, no era un barco, era una bota, pero ya no me importaba." (p.48) Nápoles en la posguerra, miseria y pobreza, donde el protagonista crece. "Custodiaba una porción de no plenitud, iba mal, comenzaba a crecer."
En la página 73 hay una errata, lapsus o falta ortográfica, como se quiera ver: "reboltijo".
Espero que mi OBRA no tenga. Muchas.
En el segundo libro, Montedidio, se nos cuenta la historia de este barrio de Nápoles, através de un muchacho de 13 años que aprende a trabajar y a enamorarse, aferrado a un bumerán que no acaba de lanzar al aire. Amigo de un zapatero judío venido del norte de Europa, ángel que esconde en su joroba unas alas. Son también los años de posguerra. La madre del chico agoniza en un hospital, el padre lo excluye de la situación y el muchacho aprende el significado de lo que es crecer.
Ambos textos están atravesados por un profundo sentimiento religioso. Cristiano. Aunque el autor se confiesa agnóstico, no obstante, es un gran conocedor de los textos bíblicos.
8 comentarios:
Magnífico el palabro intinimiedades, aunque no comparta el fondo de su significado.
Espero que nos cuentes más noticias de ese abandono de la condición de inédito.
Mucha suerte.
... tengo yo una sacadecuentos... un cuadernopesado de relatos... ¿dónde dices que te dejan descargarlos? Me duelen los riñones del alma de aguantarlos, cada día más rollizos, tan bien los alimento! :)
Que noooo... que de momento duermen el sueño de los esperanzados y veremos qué será el día que despierten. Entretanto, y para que sigan creciendo robustos, me chifla pasear a recoger inspiración (y muchos aprenderes) en páginas cuentistas con intinimiedades como la tuya. ¡Es fabuloso!
Enhorabuena por la ensalada! ;)
Otra vez felicidades por tu OBRA. Y por esa ironía para contigo mismo que me parece un acierto enorme (y una segunda piel, visto cómo anda el mundillo editorial).
Genial la anécdota del aguacate.
Un abrazo.
Póngame a los pies de su OBRA, y ya tiene usted otro comprador para ella. Yo le ayudaré en las medida de mis posibilidades a deshacerse un poco más de ella.
Besitos/azos.
¡Enhorabuena! En cuanto esté en el mercado nos avisas, me apunto a ser uno de tus lectores-compradores de tu OBRA. El año pasado sentí algo similar a lo que tú debes estar sintiendo ahora y es fantástico. Disfruta de tu aún neonato y avísanos cuando des a luz.
Enhorabuena. Gracias por la recomendación.
¡¡¡Felicidades!!! Encantada de intercambiar letras con un novelista de verdad! Ya avisarás cuando esté la obra impresa... que estoy dispuesta a ir a la Casa del LIbro a buscarte... besosss
Te deseo mucha suere, que te desprendas pronto de ella y que te publiquen toda la que estás creando ahora.
Un abrazo.
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